Reflexiones de año nuevo

El final de un año y el inicio de otro traen consigo una mezcla de sentimientos y emociones propias de quienes somos conscientes de que un nuevo comienzo genera expectativas y oportunidades para establecer metas en la búsqueda de mejoras en diversos ámbitos de nuestra vida.

El año nuevo llega con una esperanza renovada: la certeza de que habrá nuevos desafíos, no solo en nuestra vida personal, sino también en el entorno social en el que nos desenvolvemos. Las decisiones enmarcadas en políticas públicas impactarán la calidad de vida de nuestras familias y comunidades.

Debemos estar preparados para enfrentar imprevistos y momentos difíciles, pero también para crecer y avanzar con optimismo.

Tenemos motivos para el optimismo en el año venidero. Según organismos internacionales, la economía de nuestro país va bien: las exportaciones han crecido, las remesas han aumentado, el desempleo ha disminuido y el crecimiento económico se sitúa en un 5%. Producimos el 80% de los alimentos que consumimos, el nivel de salud ha mejorado y el dengue, al igual que otras enfermedades prevenibles por vacunación, está bajo control. Disfrutamos de paz social, un logro que debemos preservar. La transparencia gubernamental ha avanzado y la lucha contra la corrupción continúa, aunque el sistema judicial aún deja mucho que desear. La inseguridad, aunque presente, ha disminuido notablemente.

A pesar de estos avances, aún queda mucho por hacer. La calidad de la educación pública necesita un impulso; la reforma fiscal es inevitable, pues no podemos seguir endeudándonos indefinidamente. Aunque el sistema vial ha mejorado, las principales ciudades, especialmente Santo Domingo, enfrentan graves problemas de tránsito. Además, enfrentamos retos sociales como la pérdida de valores, la vulgaridad y la banalización de lo importante.

El año 2025 traerá desafíos serios, como el problema migratorio relacionado con Haití, cuya crisis interna carece de una solución a corto plazo. Sin embargo, pese a estas dificultades, nuestro país sigue siendo un espacio donde se puede vivir en armonía, con niveles de paz que muchos otros países envidiarían.

Nos corresponde, como ciudadanos, contribuir al mejoramiento diario de nuestra sociedad. Actuar con civismo, pensar en el bienestar común y cultivar resiliencia serán esenciales para enfrentar lo que está por venir.

Recibamos el año nuevo con optimismo y realismo, conscientes de que habrá altibajos, pero seguros de que cada obstáculo es una oportunidad para levantarnos con más fuerza.

¡Feliz año nuevo!

Luis González Fabra