Trujillo en Valle Nuevo (2)

La carretera Antonio Duvergé une a San José de Ocoa y Constanza, y sus noventa kilómetros de extensión son el mejor testigo de una zona montañosa de belleza impresionante. Durante años, esta área ha soportado desmontes, aserraderos, incendios, crianza de animales, cortes, cultivos y todo lo que quienes, a conciencia o sin ella, han intentado imponer para explotar el valle en beneficio propio.

El primer intento por abrir un camino que conectara ambos poblados ocurrió a principios del siglo XX, cuando los cultivos de Constanza se transportaban a lomo de mula hasta Ocoa para ser llevados al mercado de la capital. Sin embargo, el trayecto era difícil, especialmente por las constantes lluvias, que mantenían el camino en condiciones precarias para el tránsito de las recuas.

No fue hasta 1948 que el gobierno trujillista inauguró la primera carretera desde Constanza hasta Valle Nuevo, con una extensión de 17.8 kilómetros. Esta vía, con peligrosas curvas y abismos, tuvo un costo de 30 mil pesos. La carretera benefició a los lugareños, pero también se convirtió en una ruta estratégica en el corazón de la Cordillera Central, indispensable para transportar troncos hasta los aserraderos ya instalados en la zona, tal como explica Constancio Cassá en su obra Valle Nuevo, parque Juan B. Pérez Rancier y su altiplano.

En 1952 se inició una segunda carretera, que también conectaría Constanza con Valle Nuevo, pero por una ruta diferente. Esta tendría 25 kilómetros y empalmaría con los 65 kilómetros construidos desde Ocoa hasta Valle Nuevo. En el tramo Constanza-Valle Nuevo, a cargo del ingeniero José Delio Guzmán, se invirtieron hasta 1955 un millón 426 mil 932.44 pesos. Mientras tanto, en el tramo Ocoa-Valle Nuevo, a cargo de la compañía Constructora Elmhurst, la inversión ascendió en ese mismo período a dos millones 874 mil 489.29 pesos, según información recogida por Cassá de Juan Ulises García Bonnelly.

Trujillo visitó la zona para supervisar los trabajos, y el 12 de septiembre de 1956 pasó por San José de Ocoa rumbo a Constanza en compañía de su hermano Arismendi Trujillo (Petán). Después de cinco años de trabajos intensos, el 15 de mayo de 1958 se inauguró la carretera, bautizada como Héctor B. Trujillo Molina (hoy Antonio Duvergé), con un costo superior a los diez millones de pesos.

Entre las obras de ingeniería destacadas de esta carretera figura el primer puente curvo de concreto de las Antillas, ubicado en el paraje La Malagueta. La carretera es considerada la más alta del país, alcanzando los 2,464 metros de altitud en su trayecto por Valle Nuevo.

Tras el ajusticiamiento del tirano en 1961, y mientras cursaba el tercer año de bachillerato en la Escuela Normal de San José de Ocoa, me tocó, junto a compañeros de estudios como Vinicio Subero, Mario Renán Pujol y Manuel Augusto Rodríguez, recorrer esa carretera puente por puente. Armados con herramientas y mucho coraje, quitamos las placas de bronce colocadas en cada obra, que ostentaban la leyenda: "Construida en la Era de Trujillo".

El acto de inauguración de la carretera se celebró en La Horma, con la presencia de Trujillo, una amplia comitiva y unos quinientos invitados. La comisión de San Cristóbal estuvo presidida por Josefina Pimentel Boves, gobernadora provincial. La delegación de Ocoa fue encabezada por la señorita Dominica Isa, y la de Constanza, por la joven Elsa Altagracia Gratereaux. Monseñor Octavio A. Beras, en presencia del nuncio de Su Santidad Pío XII, monseñor Salvatore Siino, bendijo la obra.

(Basado en la obra Valle Nuevo, parque Juan B. Pérez Rancier y su altiplano, de Constancio Cassá, publicada por el Archivo General de la Nación.)

Luis González Fabra