Viejas, pero urgentes: Ideas para tiempos de incertidumbre
Estrategias para enfrentar la incertidumbre en 2025
La palabra "incertidumbre" se posa hoy más fuerte que nunca sobre nuestro planeta, y no solo en lo político, sino en lo económico y social. En la última semana, muchos intentan predecir cómo será el futuro en 2025 y más allá. Con diversos grados de pesimismo, hay un consenso sobre que vienen cambios y que, de alguna manera, debemos prepararnos para enfrentarlos.
Desde hace tiempo, organismos internacionales como el Banco Mundial y la CEPAL nos advierten que el crecimiento en América Latina y el Caribe, y en particular en República Dominicana, no está garantizado sin cambios fundamentales que incrementen la productividad, reduzcan las desigualdades y construyan una resiliencia capaz de sostener múltiples sectores. En medio de un crecimiento del 5% en 2024, a veces puede resultar difícil prestar atención a estas advertencias de cambio en políticas públicas o en estrategias empresariales, especialmente si nuestras empresas todavía crecen o mantienen ingresos relativamente estables.
El mundo y nuestro país han experimentado tanto situaciones extremas, como la pandemia, como transformaciones graduales, pero persistentes en sectores como la logística y otros elementos de la cadena de suministro. La importancia de las acciones para mitigar los efectos del cambio climático también depende de vaivenes políticos; si se continuará contando con la iniciativa privada en estos esfuerzos aún está por verse.
Desde la pandemia, sabemos que los cambios radicales pueden suceder rápidamente y que aquellos que no se adaptan desaparecen. Si la incertidumbre es la constante de esta década y, en el mundo de los negocios, quien no cambia retrocede, la pregunta es: ¿cómo podemos prepararnos para enfrentar los cambios sin que la tormenta nos arrastre?
La receta, aunque suene a consejo antiguo, sigue vigente: diversificar la cadena de suministro y los mercados, desarrollar procesos ágiles, fomentar la innovación, tomar decisiones financieras que garanticen liquidez para afrontar imprevistos, asegurar la fidelización de los clientes actuales y construir alianzas estratégicas que nos fortalezcan.
Es posible planificar con base en diferentes escenarios, incluso los más catastróficos. No obstante, algunos de estos remedios requieren tiempo y un plan claro. Es fácil decir que debemos diversificar el portafolio de clientes, inversiones y mercados, pero llevarlo a cabo demanda tiempo y esfuerzo. Si nuestro principal mercado se vuelve incierto, incluso con un tratado de libre comercio firmado, ¿qué podemos esperar de otros mercados? ¿Hasta qué punto debemos diversificar? ¿A qué mercados, entre los que han mostrado interés, debemos dedicar tiempo y esfuerzo hasta lograr una penetración significativa?
Durante la pandemia, las empresas con mercados de exportación diversificados pudieron resistir mejor, incluyendo aquellos que vendían al Caribe, que, al igual que nosotros, son vulnerables, pero carecen de la capacidad de autoabastecimiento que tiene República Dominicana.
Es momento de volver a lo básico en cada uno de nuestros negocios: recalibrar, diversificar, reducir costos, ahorrar, planificar los insumos (incluyendo el sector servicios que necesita, por ejemplo, las plataformas digitales) y establecer alianzas que nos permitan apoyar también a nuestros clientes en su adaptación ágil. Necesitamos innovación, tecnología, datos y la resiliencia de cambiar antes de que el cambio indeseado se convierta en nuestra única opción para subsistir.
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