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Reformas y eficiencia

El gobierno dominicano está impulsando una serie de reformas que incluyen una reforma fiscal y la racionalización de la administración pública

Las reformas anunciadas por el gobierno están a la vuelta de la esquina. De algunas de esas reformas se han ofrecido datos importantes para entenderlas, mientras que de otras se ha dicho muy poco o prácticamente nada. 

No es secreto que viene una reforma fiscal que afectará a una gran parte de los contribuyentes. El gobierno se ha empeñado en asegurar que los nuevos impuestos no se cargarán sobre los pobres ni tampoco se castigará a la clase media. 

"La imperiosa reforma fiscal" , según el Fondo Monetario Internacional, traerá una ampliación de la base del Impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) y, al mismo tiempo, buscará reducir las exenciones fiscales, las cuales sobrepasan los 300 mil millones de pesos. 

El pasado lunes en La Semanal, el gobierno anunció con un buen nivel de detalles el plan de Racionalización de la Administración Pública, que conlleva la fusión de varios ministerios y toca a 21 oficinas gubernamentales, además de la desaparición de otras, creadas por decreto. 

Aunque estas reformas tienen apoyo social, esto no quiere decir que no haya sectores preocupados por la carga que se avecina y el uso que se dará a ese dinero fresco que ingresará a las arcas oficiales. Solo en la reforma administrativa se espera un ahorro de 25 mil millones de pesos. 

En la reforma fiscal y tributaria se barajan porcentajes, pero no se han indicado cifras de recaudación. 

El presidente Abinader, que ha demostrado ser un experto en interpretar el pensamiento de la gente y conoce el nivel de incertidumbre en los diferentes sectores sociales de la población, ha expresado con énfasis en varias ocasiones que la reforma es necesaria para que tengamos un gobierno más eficiente. 

La eficiencia gubernamental es la capacidad de este para cumplir sus responsabilidades de manera oportuna, utilizando los recursos financieros, humanos y tecnológicos de forma óptima, consiguiendo el mismo beneficio al menor costo. 

En su discurso en el Teatro Nacional, al momento de su segunda juramentación, el mandatario dijo con energía y notable confianza en sí mismo: "El proyecto de nación que encabezo y que en estos cuatro años continuaremos profundizando tiene un carácter abierto e integrador, y cuenta con la participación de todos para alcanzar un futuro de prosperidad, libertades y justicia social para el pueblo dominicano". 

El presidente Abinader se ha comprometido a impulsar las reformas que necesita la nación para seguir hacia su desarrollo, varias de las cuales han sido postergadas por muchos años. 

Con estas reformas, el gobierno apuesta a la eficiencia, consciente de que un gobierno eficiente es el que administra los recursos públicos y gestiona sus funciones de manera efectiva, rápida y con el menor desperdicio posible, obteniendo el máximo beneficio con el menor costo. 

Esta ola de reformas toca oficinas clave para la gobernanza, como el Ministerio Administrativo de la Presidencia, el de Educación y el de Educación Superior. 

Sin embargo, queda a un lado el vergonzoso "barrilito", mal llamado fondo de asistencia social, mediante el cual cada legislador recibe cada mes una suma de dinero para usarla a discreción. 

Son muchas las necesidades insatisfechas que tiene nuestro pueblo, y quienes hoy lo gobiernan saben que un solo peso mal gastado es una necesidad más sin resolver. 

La eficiencia en el gasto público no es solo una necesidad, sino también un mandato del sistema democrático.

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