Importancia del Soft Power en la Política Exterior
El poder suave: una herramienta estratégica en la diplomacia pública
Desde el Professional Development Institute of the University of Ottawa aquí en Canadá, consideramos el soft power como una herramienta del diplomático público para su acción estratégica. Lo conforman también los compromisos y gestos de cooperación de una embajada a favor del país receptor. Las relaciones internacionales pueden considerarse tridimensionales en cuanto a sus poderes, por el uso de la fuerza y la coerción del poder duro (hard power), por la implementación del poder económico (economic power), o por el poder suave (soft power).
En el ejercicio de la diplomacia moderna, conocida también como pública, se aplican un sinnúmero de estrategias para proteger los intereses de un Estado a través del servicio exterior. El poder suave (soft power) es una de ellas. Esta última fue acuñada por el profesor estadounidense Joseph Nye, experto en ciencias políticas y ex decano de Harvard’s Kennedy School of Government. Para Nye, el poder suave no es más que la forma en que un país u organización expresa su cultura y valores acorde a las prácticas de política interna. Es la manera en que se actúa frente a otras naciones utilizando métodos honestos y sutiles.
La formación académica y experiencia comprobada de un diplomático público contemporáneo son evidentemente esenciales. Con el soft power procuramos ante todo dos cosas: 1. Utilizar los términos adecuados para poder justificar ante la opinión pública internacional, sobre los efectos (validos o controversiales) de las políticas de poder duro del Estado que representamos. En otras palabras, el diplomático público se sirve del soft power para tratar de mantener el equilibrio entre el poder suave y duro de su propio país. Mientras más agresivo sea el poder duro, cuanto más difícil será su trabajo de disuasión ciudadana. Huelga decir, que entre las medidas de poder duro más conocidas se encuentran, entre otras: las deportaciones masivas de ilegales, las sanciones entre Estados, la imposición de nuevos aranceles, la cancelación de visados o impedimentos de entrada, los ataques e invasiones militares.
2. En situaciones diplomáticas normales, donde no se ha empleado el poder duro, el ejercicio del poder suave es más sinfónico y llevadero, implica proyectos estratégicos de diplomacia cultural y promociones dirigidas para mantener la buena imagen o marca país. El establecimiento de estrechos lazos con la prensa del país receptor y programas de cooperación en general, aseguran una mayor armonía para las relaciones bilaterales.
La imagen y seguridad nacional de un país pende de la implementación de su poder suave. En 2019, una Comisión Especial del Senado canadiense ordenó al Ministerio de Relaciones exteriores del Canadá (Global Affairs Canada) a dar explicaciones del porqué su cancillería y servicio exterior estaban haciendo una labor muy pobre en términos de diplomacia pública y cultural, en su soft power. “Esta Comisión del Senado declara, que la diplomacia pública y cultural dejan de ser el tercer pilar de la política exterior de Canadá, para convertirse desde hoy en parte esencial de esa política, clave para nuestra propia seguridad nacional, en el Front Stage of Canada’s foreign policy”, precisaba el Senado. Para muchos países de América Latina que se mantienen aún muy rezagados en este ámbito, convendría quizás la intervención de sus poderes legislativos para incentivar la nueva diplomacia del siglo XXI.