Una propuesta para el desarrollo metropolitano del Gran Santo Domingo
La metrópoli del Gran Santo Domingo ha pasado por varias escalas a partir de su núcleo central histórico
La hoy metrópolis del Gran Santo Domingo (GSD) creció y se ha ido desarrollando a espaldas de sus habitantes y a veces también de sus autoridades, hasta contar con unos 7,000,000 de habitantes, de los cuales 5,000,000 aproximadamente son fijos y el resto “flotantes”. Aumenta su tamaño sin que todavía los que están de alguna manera relacionados con su crecimiento desbordado se den cuenta de que su ciudad ya no es el Distrito Nacional y los municipios que lo circundan. Es necesario definir el ámbito de esta ya metrópolis que es más que la provincia de Santo Domingo y su contexto espacial y funcional y que constituiría la Región Metropolitana. En ese sentido, la Región Metropolitana se ha ido conformando por niveles espaciales correspondientes a escalas de planificación territorial y actuación que requieren un tratamiento y enfoque distintos para su desarrollo planificado.
En ese contexto, la metrópoli del GSD ha pasado por varias escalas a partir de su núcleo central histórico, hoy llamado Zona Colonial, mediante un proceso estrechamente vinculado con el crecimiento económico del país y de la “ciudad” acorde con la impronta que cada gobierno y grupos de poder le fueron imprimiendo sin contar con una gestión continua y coherente; y a pesar de contar con un Plan Maestro desde 1938 llamado ”Plano de Ciudad Trujillo y su futura urbanización“ para reestructurar lo que quedó después del ciclón de San Zenón de la Villa de Santo Domingo.
Desde ese momento, la forma de apropiación de los territorios estuvo controlada por las políticas nacionales e internacionales que indujeron a trazar un Plan de Ordenamiento y Desarrollo Urbano [PLAN SOLLOW-VARGAS MERA [1954], y más adelante en los comienzos de la Planificación Nacional, un Plan Director de Desarrollo para un nuevo ordenamiento del desarrollo y estructura de la ciudad [PLAN LOMBARDI 1993] que ejecutaría el Ayuntamiento de la entonces ciudad de Santo Domingo [ADN].
Esta propuesta nunca fue asumida formalmente debido a que implicaba coordinaciones y gestión interinstitucional que por razones políticas, administrativas y/o financieras se fueron convirtiendo en Normativas de Uso de Suelo solo de aquellos polígonos del Distrito Nacional donde se fueron concentrando la actividades edilicias, económicas y comerciales sin contar con un plan que le sirviera de contexto a las infraestructuras necesarias para una gestión integral de una ciudad que fue creciendo sin controles y desestructurada, con una funcionalidad deficiente que reproducía las distorsiones y disfunciones generadas por un proceso de gobiernos neoliberales, y a medida que el capital privado fue encontrando nichos para expandir sus negocios de bienes raíces.
Ya en el siglo 21
Así llegamos al siglo XXI con una dinámica de crecimiento sin contar con una estructura planificada sin una funcionalidad definida, y sin una gobernanza integrada por instituciones publicas que funcionen coordinadamente para lograr un desarrollo sostenible para una ciudad próspera como nuevo paradigma en el contexto de la Estrategia Nacional de Desarrollo y la Nueva Agenda Urbana que viabilicen políticas territoriales que hagan posible su cohesión territorial.
En el mes de marzo del 2017, mediante un proceso de consolidación de las estructuras actuales del GSD y el Ministerio de Economía Planificación y Desarrollo (MEPyD), coordinado por la Dirección General de Ordenamiento y Desarrollo Territorial (DGODT) con el apoyo del ADN y la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se llevó a cabo un Taller Metropolitano del GSD que realizó durante seis días un taller-laboratorio Metropolitano desarrollado en dos partes:
1. Integrar una visión común y seleccionar proyectos que la fomenten en términos de eficiencia económica; equidad social y sostenibilidad ambiental mediante el equilibrio de su gobernanza;
2. El desarrollo de estos proyectos por los equipos de expertos en cada tema que incluyeron:
>Planificación del uso de Suelos; >Infraestructuras;> Transporte;> Economía- Finanzas;> Gobernanza-Administración.
Es en ese contexto que se hizo esta entrevista al Especialista Metropolitano arquitecto Pedro Ortiz que dirigió el taller mencionado, -y quien es hoy el presidente del International Metropolitan Fellowship [IMI] -, para actualizar todo lo concerniente a ese primer taller sin que todavía tengamos la posibilidad de que nuestra metrópolis del GSD cuente con los mecanismos ni instrumentos que permitan asumir su funcionamiento como tal en sus instancias de planificación y acorde con las políticas territoriales adoptadas, según el marco legal vigente y el tipo de manejo asumido [TOD - Sistema integrado de Centros METRO MATRIX u otros] que permita lograr la coherencia-cohesión que haga viable la toma de decisiones para mantener las relaciones productivas para un ordenamiento inclusivo del territorio, incluyendo los subsistemas que conforman un Sistema Integrado Metropolitano necesario para estos fines.
—¿Cuál es tu opinión prospectiva de la propuesta de 12 proyectos que salieron como producto del Taller Metropolitano realizado el año pasado para estructurar la Metrópoli de Santo Domingo dirigido por ti?
Las once propuestas proyectuales conforman toda una visión completa y coherente de lo que hay que hacer en Santo Domingo para convertirla en una metrópolis económicamente eficaz y socialmente justa que pueda competir e integrarse con las metrópolis más avanzadas del mundo.
Esas doce propuestas en su conjunto componen un plan estratégico para el GSD. Todas han sido diseñadas de una manera integrada para que se refuercen y generen sinergias. Sin esos proyectos evidentes y necesarios, SD no podrá incorporase a la modernidad requerida por los procesos de globalización que van a definir nuestro futuro.
Ahora bien, esas propuestas consensuadas informalmente entre las administraciones que las generaron son propiedad de todos los dominicanos. Son esas administraciones las que deben decidir cómo y cuándo llevarlas a la práctica. Cuanto antes se materialicen, antes SD dará el salto cualitativo necesario y tan deseado. Si su implementación se retrasa, será un tiempo precioso perdido. Un tiempo en el que SD quedará rezagado con respecto a la posición internacional, y especialmente en la posición de capital del Gran Caribe que le correspondería ocupar. En ese caso, siempre habrá una administración que decida desarrollarlas. Una administración surgida de la oposición política a aquella que no supo hacerlo.
Pero ese retraso se paga. Como dicen los argentinos: “Cocodrilo que se duerme se convierte en cartera”. Santo Domingo ya tuvo una experiencia similar hace unos años cuando le hubiera correspondido ser el centro aeronáutico del Caribe, pero ante la inercia de la administración para adoptar ciertas políticas necesarias para fomentarlo, dichas actividades se desplazaron a Panamá y han hecho de Panamá la capital internacional en lugar de SD. Pero SD puede recuperar ese liderazgo si sabe jugar inteligentemente sus cartas, y estas 11 propuestas proyectuales forman parte de su baraja. Son las cartas necesarias para ganar la mano. De SD depende saber jugarlas.
—¿En qué contexto sitúas esa metrópoli, en la Región Metropolitana propuesta o en el provincial?
Las políticas necesarias superan el ámbito del municipio e incluso, del área metropolitana. Los problemas de la ciudad se generan y solucionan en un entorno más amplio que forma parte de la unidad de sus fenómenos económicos sociales y medio ambientales.
Santo Domingo es el 50 % de la población de la República Dominicana y probablemente el 66 % de su PIB. Si Santo Domingo no funciona, la República Dominicana no funciona. SD es por lo tanto un tema de rango nacional con carácter estratégico. Es el Gobierno Nacional el que debe tomar responsabilidades en que SD funcione, por el bien de todos los dominicanos.
¿Cómo hacerlo? La RD es un Estado de tipo Unitario. Son los ministerios los que hacen las inversiones más relevantes de todo el país. Otros países, con estructura Federal, tiene un presupuesto público con un reparto competencial más distribuido. No es el caso de la RD ni de SD. En este caso la metrópolis estaría directamente bajo la responsabilidad del Estado Nacional y de sus ministerios, que son los que realizan las políticas inversoras y de gestión a ese nivel, y es pues el Estado Central el que debe hacer una política de coordinación y colaboración para que esas políticas sean coherentes y complementarias y se refuercen las unas a las otras.
La coordinación de los Ministros le corresponde al Presidente, y esa coordinación se puede realizar mediante una comisión de coordinación metropolitana que reúna a los diversos ministerios con competencias inversoras sobre SD (carreteras, transportes, vivienda, medio ambiente, sanidad, educación, etc.) y que determine la coherencia necesaria en esas políticas del estado en lugar de que cada uno de los ministerios realice sus intervenciones de manera dispersa y descoordinada. A dicha Comisión Metropolitana con representación de los ministerios se puede invitar al Gobernador, a la Mancomunidad, y a los Alcaldes más relevantes. El Gobierno Central siempre tendrá la mayoría cualificada pues le corresponde por su labor de liderazgo, de inversión y gestión. El Presidente podrá delegar la presidencia en quien tenga un rango superior en la jerarquía administrativa a cualquiera de los ministerios representados y puede ser Ministro (Vicepresidente) del GSD un funcionario de su plena confianza y apoyo.
Este sistema de gobierno se llama Unitario Delegado o ‘descentralizado’ y es el caso, por ejemplo, de Francia con sus ‘Prefets’ de Departamento, con un ámbito de actuación tan amplio o tan estrecho como el que determinen las soluciones necesarias para afrontar los fenómenos metropolitanos y por eso debe estar a ese nivel como parte del Gobierno Nacional.
—¿Aplicarías tu modelo reticular para replantear esta propuesta como Plan de Desarrollo Metropolitano?
Las ciudades, cuando son pequeñas, crecen con un sistema circular. Pero llega un momento en el que el sistema circular a base de anillos y circunvalares se hace congestionante y cada anillo que se le suma aumenta la centralidad y la congestión de ese centro.
Las grandes ciudades rompen este círculo vicioso realizando sus expansiones de forma reticular. Se pueden dar muchos ejemplos y sirva el de Barcelona, una de las ciudades mejor diseñadas y más bellas del mundo. Hay que decir que soy de Madrid, pero reconozco la superioridad de Barcelona. Barcelona supo en 1864 superar su modelo circular y plantear un modelo reticular para su expansión metropolitana. SD no ha sabido tampoco hacerlo, aunque en el Taller [2017] que me toco dirigir como experto del BID se planteó como consecuencia del Taller esa solución. Madrid solo supo hacerlo en 1996 con su Plan Metropolitano [1996-2016] en el cual tuve una participación cuasi-total.
Si analizamos los proyectos presentados, todos han sabido comprender que SD tiene un eje topográfico/geográfico, definido por la linealidad de la costa, así como de su incidencia en el crecimiento del su Sistema Vial que sigue la estructura subcontinental de la Hispaniola que no tiene nada circular. Quien lo crea no solo se equivoca, sino que pone en evidencia que no sabe leer el territorio. Por lo tanto, SD tiene que establecer una estrategia de expansión lineal a lo largo del eje paralelo a la costa. Esa axialidad tiene gradientes y cada uno de ellos soporta funciones diferentes y complementarias; residenciales, medioambientales, dotacionales, empresariales, industriales. Y los participantes del taller tuvieron la inteligencia de descubrirlo, de entenderlo y de diseñarlo: Se percibe en todos los proyectos como se articulan en su expansión hacia el Este en un sistema de líneas paralelas que articulan la retícula una cadena de actividades que deben ser engarzadas por un sistema de tren de cercanías y el ferrocarril es el sistema de transporte que define la madurez de una metrópolis bien gestionada. No hay ninguna del mundo desarrollado que no lo tenga.
Las administraciones deben entender el mensaje direccional que les mandan los 48 profesionales del taller que representaban a todas las administraciones con competencias relevantes en la metrópolis; y aunque solo fuera ese el beneficio del taller metropolitano, el cambio de paradigma generador de trillonarios beneficios económicos (eficacia descongestionante), sociales (equidad de acceso) y medioambientales (compatibilidad de redes verdes y grises), sería más que suficiente; pero además de ese beneficio, los participantes le regalaron a SD también esos 11 proyectos estructurantes y estratégicos que abren un futuro prometedor para SD como capital no solo de la RD sino de todo del Gran Caribe en el cual tiene un posicionamiento estratégico que NO puede seguir desperdiciando.
—¿Cómo insertas estos 12 Proyectos de gran escala para armar la Metrópoli como proyecto político a nivel nacional en el contexto del Desarrollo Sostenible del país?
Desde que se asume al GSD como una metrópoli con todo lo que esto significa y que hemos querido resumir, estos proyectos como estructurantes del GSD se convierten en la base para generar sinergias que crearían las actividades necesarias para constituirse, como proyecto político a nivel nacional, en el contexto de un PLAN de Desarrollo Sostenible y que servirá para armar el tablero de una modalidad ganar-ganar de ese desarrollo donde “no se quede nadie atrás”.
—¿Cuáles son las fortalezas y debilidades que has encontrado para dar ese salto tan necesario y urgente en la situación actual del país enraizado en la Región del Caribe como contexto internacional inmediato?
Estas preguntas cuyas respuestas ya han salido a relucir en otros países de nuestro continente, y sobre todo en Suramérica, será una de las conclusiones que esperamos tener en el Congreso que es mundial, y donde el caso de RD será expuesto por GC para enriquecer y poner sobre el tapete lo que podría ser la resultante como Plan Metropolitano de Desarrollo del GSD, y que esperamos mediante un análisis prospectivo, constituirán los temas de los próximos artículos que esperamos publicar en el transcurso de este mes.
—¿Cómo instrumentar un proyecto político sobre un proyecto institucional-relacional como lo visualizan hasta ahora los sectores-actores con incidencia actual en otras propuestas realizadas hasta ahora?
Esta deberá ser la estructura de un Plan Metropolitano que utilice estas otras propuestas realizadas que conformarían los elementos que servirían para manejar esta metrópoli como tal y en otra instancia [escala] de la planificación territorial en una RD que tiene ahora un momento estratégico para plantearlo como Política de Estado para un cambio definitivo tanto de los paradigmas como de un modelo que esta ya agotado.