Conspiraciones rivieristas

El presidente constitucional de Haití, Charles Rivière Hérard fue derrocado mientras se encontraba en campaña en Azua tratando de revertir la secesión de la parte dominicana de la isla.
Veamos rápidamente la secuencia de eventos, bien conocidos hoy, que provocaron su derrocamiento: Ante su derrota en Santiago el 30 de marzo de 1844, el General Pierrot se retiró apresuradamente a Cabo Haitiano pensando que Hérard había muerto en Azua, lo cual no era cierto.
Considerándose traicionado, Hérard ordenó el arresto de Pierrot, pero no obtuvo suficiente respaldo pues su Consejo de Secretarios de Estado estaba demasiado ocupado en combatir el primer enfrentamiento de Accau en el Departamento del Sur y en defenderse de la agitación boyerista en Puerto Príncipe.
Los boyeristas argumentaban que la agitación de Accau debía ser atendida para defender a los mulatos pues Accau "simplemente deseaba que un jefe negro fuese nombrado Presidente de Haití con la finalidad de contener las masas negras" que amenazaban con marchar contra Puerto Príncipe, sede del poder de los mulatos.
La agitación boyerista se expresó en un "Manifiesto" en el cual promovieron la idea de que el único general negro que podía suceder a Hérard en aquellos momentos era Philippe Guerrier. Este manifiesto fue hecho circular en los cuarteles de la Guardia Nacional de Haití, compuesta mayoritariamente por oficiales y soldados negros.
El complot se extendió rápidamente en las primeras semanas del mes de abril de 1844, de manera que cuando el Consejo de Secretarios de Estado trató de enviarle nuevos refuerzos a Hérard, el comandante militar de la capital respondió que "la villa de Puerto Príncipe se había sacrificado demasiado, puesto que ya había enviado a la parte del Este 1,200 hombres y que podía enviar un nuevo batallón".
Mientras tanto, en el Norte, Pierrot respondió a la orden de arresto emitida por Hérard con un manifiesto publicado el 26 de abril anunciando la separación de Haití de aquel Departamento y constituyendo, por su cuenta, un nuevo "Estado el Norte" que sería presidido por el General Philippe Guerrier.
Según su manifiesto, Pierrot se reservó para sí el título de General en Jefe del Ejército del Norte, "hasta que haya entrado en conferencia con el General Guerrier, más antiguo que él y se entiendan ambos sobre el particular."
Para imponer su iniciativa, Pierrot ordenó a sus tropas marchar hacia Puerto Príncipe, precipitando así el desmoronamiento del gobierno de Riviére Hérard.
Ante estos hechos, los Secretarios de Estado enviaron una delegación hacia Azua con el encargo de informar a Hérard acerca de la gravedad de la crisis. Ante esas noticias Hérard abandonó Azua llevándose con él algunos prisioneros dominicanos, en tanto que sus tropas saqueaban y quemaban el pueblo.
Hérard no pudo llegar a Puerto Príncipe y se vio obligado a embarcarse hacia el exilio, desde la localidad de Drouillard, en una chalupa que lo transportó luego a un navío de guerra británico que lo llevó a Jamaica.
Allí se encontró con el más notable de sus secretarios de Estado, Hérard Dumesle, a quien le echó en cara su incompetencia y responsabilizó de su derrocamiento junto con otros dos secretarios más que lo habían traicionado firmando el manifiesto boyerista a favor de Guerrier.
Los dominicanos se sorprendieron por el súbito abandono de Azua, y según noticias suministradas por el General Pedro Santana a la Junta Central Gubernativa "el incendio se me asegura fue hecho por las tropas en estado de insurrección para obligar a Riviére a retirarse".
El nombramiento de Guerrier como Presidente de Haití dio inicio a un período conocido en la historia haitiana como la "política del suplente" (la politique de la doublure), esto es, una época de intensa agitación política durante la cual los mulatos boyeristas maniobraban para imponer en la Presidencia de la República un jefe militar negro que apaciguara las masas y controlara las fuerzas armadas.
La rebelión de Accau fue una de las fuerzas visibles que obligaron a los mulatos a pactar con los jefes negros de Haití que buscaban llenar el vacío de poder dejado por Boyer.
A pesar de ello, Accau recibió con cierta frialdad el nombramiento de Guerrier por no haber sido consultado, pero terminó aceptando su autoridad cuando lo nombraron comandante del destacamento de Les Cayes, aún cuando sus "piquetes" había saqueado las casas y propiedades de los principales mulatos en esta ciudad.
El 9 de mayo, Accau también demandó que la pensión otorgada a Rivière Hérard le fuese cancelada, a lo que Guerrier respondió favorablemente el 21 de mayo decretando no solamente la anulación de esa pensión, sino también la expulsión permanente de Hérard del territorio haitiano.
Contrariamente a lo que sus enemigos creían, Rivière Hérard no se quedó tranquilo en Jamaica e intentó regresar a su país en varias ocasiones hasta lograr organizar, desde el exilio, un levantamiento militar en Légoane, muy cerca de Puerto Príncipe.
Estos eventos, unidos a las continuas señales que daba Accau de actuar en plena autonomía del gobierno, crearon una nueva crisis que distrajo a los nuevos gobernantes haitianos de los acontecimientos en la parte dominicana.
Entre las pocas acciones que Guerrier pudo ejecutar en relación con la separación dominicana estuvo su decreto ordenando una investigación para determinar responsabilidades en el incendio de Azua, y la determinación de enviar una misión política a cargo de Celigny Ardouin.
El resto del año 1844, pues, fue de tranquilidad en las fronteras, no así en Puerto Príncipe y otras localidades del sur de Haití en donde algunos mulatos partidarios de Rivière Hérard fueron señalados y perseguidos por conspirar a favor del regreso del derrocado presidente.
Tomando como pretexto "la insurrección de la parte del Este y los eventos ocurridos a partir de entonces", Guerrier decretó la suspensión de la Constitución de 1843 e instituyó una dictadura el 29 de noviembre de 1844, declarando que a partir de ese momento el gobierno estaría constituido por el Presidente y un Consejo de Estado de 21 a 25 miembros nombrados por el mismo Presidente.
Entre las funciones de este Consejo de Estado estaba la de elegir al sucesor del Ejecutivo en caso de vacante, y gobernar mientras se nombraba este sustituto.
Thomas Madiou comenta que la principal queja contra Rivière Hérard había sido que éste había violado la Constitución, pero que a partir de este momento se vio claro que eso sólo había sido un pretexto utilizado por sus enemigos para derrocarlo.
Rivière Hérard, entonces, se sentía más que motivado para intentar recuperar el poder, aun cuando había recibido cartas de su partidarios, en enero de 1845, en las que le expresaban que una conspiración en aquellos momentos estaba destinada al fracaso.
La elección de Pierrot fue tarea simple para el Consejo de Estado dentro de la política acordada de elegir un jefe militar negro como Presidente de la República, sobre todos en aquellos momentos en que Rivière Hérard mantenía a sus partidarios conspirando con algunos militares esperanzados con su retorno.
El Consejo de Estado estuvo recibiendo informaciones fidedignas de una nueva conspiración de Hérard por lo menos desde marzo de 1845. El principal centro de actividad de los conspiradores era la villa de Léogane, a pocos kilómetros de Puerto Príncipe, la cual el gobierno hizo ocupar militarmente, aunque sin descubrir todavía al principal cabecilla, el General Pierre Paul.
La conspiración se extendió por los principales pueblos del Sur con fuertes ramificaciones en el seno de la Guardia Nacional. El plan era traer de nuevo a Charles Rivière Hérard a ocupar su solio, pues sus partidarios lo consideraban todavía como "nuestro jefe constitucional".
En vano intentó el gobierno de Guerrier y, luego, el de Pierrot de apagar el complot trasladando a los principales sospechosos hacia otros puestos en donde estarían más vigilados. La conspiración crecía, y por ello el Consejo de Estado tuvo que recurrir a la imposición del estado de emergencia a mediados de abril, y a la detención de varios implicados.
Pierrot y sus aliados tomaban muy en serio la amenaza de los "rivieristas" (nombre que les daban a los partidarios de Hérard), y por ello la primera proclama del nuevo Presidente de Haití estuvo dirigida a advertir del peligro que representaría el regreso del "infame Hérard".
Varios días después, el 10 de mayo, Pierrot lanzó otra proclama dirigida esta vez a los "ciudadanos de los Departamentos del Este, en la cual reconocía que "la guerra civil que desolaba nuestros departamentos" había sido un obstáculo para reunificar la isla bajo un solo gobierno.
Pero ahora, continuaba, "reunámonos, queridos conciudadanos, y olvidemos el pasado", continuaba diciendo. "Habitantes de las llanuras de Azua, de Neyba, de San Juan, de las Matas, de Bánica, de Dajabón, recordad que en todo tiempo vuestros productos han tenido su mercado natural en nuestros departamentos de occidente, y que allí habéis encontrado siempre un comercio fructífero y una protección benévola; la naturaleza lo ha querido así; ella recobrará su imperio, como quiera que sea".
"Habitantes de los campos de Santiago, de La Vega, de Cotuí, de Moca, de la villa de Puerto Plata, no olvidéis que el comercio ha establecido entre nosotros relaciones necesarias y ventajosas, que debéis restablecer para prosperidad de vuestras familias".
"Reuníos todos, en fin, queridos conciudadanos, bajo la bandera de la República de Haití. Ahora nos será fácil entendernos sobre nuestros intereses respectivos... Tened confianza en quien os habla, y que, como Felipe Guerrier, se apresura a poner en libertad a aquellos de vosotros que gimen en prisión por órdenes bárbaras del infame desterrado (Hérard), que todos hemos entregado al menosprecio y execración de los siglos".
Este documento fue publicado originalmente por Thomas Madiou en su monumental "Histoire d'Haiti", y reproducido en español en el apéndice de la obra "Guerra Dominico-Haitiana", editada por Emilio Rodríguez Demorizi.
Los dominicanos respondieron a este llamamiento antes del mes y medio siguiente atacando el fuerte de Cacimán, en la frontera, el cual fue tomado por las tropas de Antonio Duvergé el 17 de junio de 1845.
Esta acción produjo una gran conmoción en Puerto Príncipe pues costó al ejército haitiano más de cien muertos y catorce prisioneros. Pierrot y su gobierno apenas podían imaginar que después de haber ocupado los puestos de Cacimán y Comendador, entre Las Matas de Farfán y Las Caobas, y haberlos reforzado con más de 1,500 hombres, los dominicanos serían capaces de esa hazaña, y por ello la reconquista de Cacimán se convirtió en una meta del ejército haitiano.
De inmediato, Pierrot ordenó el envío de tropas frescas a la frontera al mando de varios generales, cada uno con su propia columna, y movilizó la guardia nacional. Los combates se sucedieron durante los meses de junio y julio alrededor de Cacimán.
Pierrot comenzó entonces a organizar una expedición a gran escala contra los dominicanos y el 26 de julio lanzó una proclama desde Cabo Haitiano dirigida a sus oficiales y soldados.
En aquellos momentos, el gobierno haitiano creía que las tenía todas consigo, pero el esperado levantamiento militar rivierista finalmente estalló en Léogane distrayendo nuevamente la atención del gobierno haitiano.
Veamos rápidamente la secuencia de eventos, bien conocidos hoy, que provocaron su derrocamiento: Ante su derrota en Santiago el 30 de marzo de 1844, el General Pierrot se retiró apresuradamente a Cabo Haitiano pensando que Hérard había muerto en Azua, lo cual no era cierto.
Considerándose traicionado, Hérard ordenó el arresto de Pierrot, pero no obtuvo suficiente respaldo pues su Consejo de Secretarios de Estado estaba demasiado ocupado en combatir el primer enfrentamiento de Accau en el Departamento del Sur y en defenderse de la agitación boyerista en Puerto Príncipe.
Los boyeristas argumentaban que la agitación de Accau debía ser atendida para defender a los mulatos pues Accau "simplemente deseaba que un jefe negro fuese nombrado Presidente de Haití con la finalidad de contener las masas negras" que amenazaban con marchar contra Puerto Príncipe, sede del poder de los mulatos.
La agitación boyerista se expresó en un "Manifiesto" en el cual promovieron la idea de que el único general negro que podía suceder a Hérard en aquellos momentos era Philippe Guerrier. Este manifiesto fue hecho circular en los cuarteles de la Guardia Nacional de Haití, compuesta mayoritariamente por oficiales y soldados negros.
El complot se extendió rápidamente en las primeras semanas del mes de abril de 1844, de manera que cuando el Consejo de Secretarios de Estado trató de enviarle nuevos refuerzos a Hérard, el comandante militar de la capital respondió que "la villa de Puerto Príncipe se había sacrificado demasiado, puesto que ya había enviado a la parte del Este 1,200 hombres y que podía enviar un nuevo batallón".
Mientras tanto, en el Norte, Pierrot respondió a la orden de arresto emitida por Hérard con un manifiesto publicado el 26 de abril anunciando la separación de Haití de aquel Departamento y constituyendo, por su cuenta, un nuevo "Estado el Norte" que sería presidido por el General Philippe Guerrier.
Según su manifiesto, Pierrot se reservó para sí el título de General en Jefe del Ejército del Norte, "hasta que haya entrado en conferencia con el General Guerrier, más antiguo que él y se entiendan ambos sobre el particular."
Para imponer su iniciativa, Pierrot ordenó a sus tropas marchar hacia Puerto Príncipe, precipitando así el desmoronamiento del gobierno de Riviére Hérard.
Ante estos hechos, los Secretarios de Estado enviaron una delegación hacia Azua con el encargo de informar a Hérard acerca de la gravedad de la crisis. Ante esas noticias Hérard abandonó Azua llevándose con él algunos prisioneros dominicanos, en tanto que sus tropas saqueaban y quemaban el pueblo.
Hérard no pudo llegar a Puerto Príncipe y se vio obligado a embarcarse hacia el exilio, desde la localidad de Drouillard, en una chalupa que lo transportó luego a un navío de guerra británico que lo llevó a Jamaica.
Allí se encontró con el más notable de sus secretarios de Estado, Hérard Dumesle, a quien le echó en cara su incompetencia y responsabilizó de su derrocamiento junto con otros dos secretarios más que lo habían traicionado firmando el manifiesto boyerista a favor de Guerrier.
Los dominicanos se sorprendieron por el súbito abandono de Azua, y según noticias suministradas por el General Pedro Santana a la Junta Central Gubernativa "el incendio se me asegura fue hecho por las tropas en estado de insurrección para obligar a Riviére a retirarse".
El nombramiento de Guerrier como Presidente de Haití dio inicio a un período conocido en la historia haitiana como la "política del suplente" (la politique de la doublure), esto es, una época de intensa agitación política durante la cual los mulatos boyeristas maniobraban para imponer en la Presidencia de la República un jefe militar negro que apaciguara las masas y controlara las fuerzas armadas.
La rebelión de Accau fue una de las fuerzas visibles que obligaron a los mulatos a pactar con los jefes negros de Haití que buscaban llenar el vacío de poder dejado por Boyer.
A pesar de ello, Accau recibió con cierta frialdad el nombramiento de Guerrier por no haber sido consultado, pero terminó aceptando su autoridad cuando lo nombraron comandante del destacamento de Les Cayes, aún cuando sus "piquetes" había saqueado las casas y propiedades de los principales mulatos en esta ciudad.
El 9 de mayo, Accau también demandó que la pensión otorgada a Rivière Hérard le fuese cancelada, a lo que Guerrier respondió favorablemente el 21 de mayo decretando no solamente la anulación de esa pensión, sino también la expulsión permanente de Hérard del territorio haitiano.
Contrariamente a lo que sus enemigos creían, Rivière Hérard no se quedó tranquilo en Jamaica e intentó regresar a su país en varias ocasiones hasta lograr organizar, desde el exilio, un levantamiento militar en Légoane, muy cerca de Puerto Príncipe.
Estos eventos, unidos a las continuas señales que daba Accau de actuar en plena autonomía del gobierno, crearon una nueva crisis que distrajo a los nuevos gobernantes haitianos de los acontecimientos en la parte dominicana.
Entre las pocas acciones que Guerrier pudo ejecutar en relación con la separación dominicana estuvo su decreto ordenando una investigación para determinar responsabilidades en el incendio de Azua, y la determinación de enviar una misión política a cargo de Celigny Ardouin.
El resto del año 1844, pues, fue de tranquilidad en las fronteras, no así en Puerto Príncipe y otras localidades del sur de Haití en donde algunos mulatos partidarios de Rivière Hérard fueron señalados y perseguidos por conspirar a favor del regreso del derrocado presidente.
Tomando como pretexto "la insurrección de la parte del Este y los eventos ocurridos a partir de entonces", Guerrier decretó la suspensión de la Constitución de 1843 e instituyó una dictadura el 29 de noviembre de 1844, declarando que a partir de ese momento el gobierno estaría constituido por el Presidente y un Consejo de Estado de 21 a 25 miembros nombrados por el mismo Presidente.
Entre las funciones de este Consejo de Estado estaba la de elegir al sucesor del Ejecutivo en caso de vacante, y gobernar mientras se nombraba este sustituto.
Thomas Madiou comenta que la principal queja contra Rivière Hérard había sido que éste había violado la Constitución, pero que a partir de este momento se vio claro que eso sólo había sido un pretexto utilizado por sus enemigos para derrocarlo.
Rivière Hérard, entonces, se sentía más que motivado para intentar recuperar el poder, aun cuando había recibido cartas de su partidarios, en enero de 1845, en las que le expresaban que una conspiración en aquellos momentos estaba destinada al fracaso.
La elección de Pierrot fue tarea simple para el Consejo de Estado dentro de la política acordada de elegir un jefe militar negro como Presidente de la República, sobre todos en aquellos momentos en que Rivière Hérard mantenía a sus partidarios conspirando con algunos militares esperanzados con su retorno.
El Consejo de Estado estuvo recibiendo informaciones fidedignas de una nueva conspiración de Hérard por lo menos desde marzo de 1845. El principal centro de actividad de los conspiradores era la villa de Léogane, a pocos kilómetros de Puerto Príncipe, la cual el gobierno hizo ocupar militarmente, aunque sin descubrir todavía al principal cabecilla, el General Pierre Paul.
La conspiración se extendió por los principales pueblos del Sur con fuertes ramificaciones en el seno de la Guardia Nacional. El plan era traer de nuevo a Charles Rivière Hérard a ocupar su solio, pues sus partidarios lo consideraban todavía como "nuestro jefe constitucional".
En vano intentó el gobierno de Guerrier y, luego, el de Pierrot de apagar el complot trasladando a los principales sospechosos hacia otros puestos en donde estarían más vigilados. La conspiración crecía, y por ello el Consejo de Estado tuvo que recurrir a la imposición del estado de emergencia a mediados de abril, y a la detención de varios implicados.
Pierrot y sus aliados tomaban muy en serio la amenaza de los "rivieristas" (nombre que les daban a los partidarios de Hérard), y por ello la primera proclama del nuevo Presidente de Haití estuvo dirigida a advertir del peligro que representaría el regreso del "infame Hérard".
Varios días después, el 10 de mayo, Pierrot lanzó otra proclama dirigida esta vez a los "ciudadanos de los Departamentos del Este, en la cual reconocía que "la guerra civil que desolaba nuestros departamentos" había sido un obstáculo para reunificar la isla bajo un solo gobierno.
Pero ahora, continuaba, "reunámonos, queridos conciudadanos, y olvidemos el pasado", continuaba diciendo. "Habitantes de las llanuras de Azua, de Neyba, de San Juan, de las Matas, de Bánica, de Dajabón, recordad que en todo tiempo vuestros productos han tenido su mercado natural en nuestros departamentos de occidente, y que allí habéis encontrado siempre un comercio fructífero y una protección benévola; la naturaleza lo ha querido así; ella recobrará su imperio, como quiera que sea".
"Habitantes de los campos de Santiago, de La Vega, de Cotuí, de Moca, de la villa de Puerto Plata, no olvidéis que el comercio ha establecido entre nosotros relaciones necesarias y ventajosas, que debéis restablecer para prosperidad de vuestras familias".
"Reuníos todos, en fin, queridos conciudadanos, bajo la bandera de la República de Haití. Ahora nos será fácil entendernos sobre nuestros intereses respectivos... Tened confianza en quien os habla, y que, como Felipe Guerrier, se apresura a poner en libertad a aquellos de vosotros que gimen en prisión por órdenes bárbaras del infame desterrado (Hérard), que todos hemos entregado al menosprecio y execración de los siglos".
Este documento fue publicado originalmente por Thomas Madiou en su monumental "Histoire d'Haiti", y reproducido en español en el apéndice de la obra "Guerra Dominico-Haitiana", editada por Emilio Rodríguez Demorizi.
Los dominicanos respondieron a este llamamiento antes del mes y medio siguiente atacando el fuerte de Cacimán, en la frontera, el cual fue tomado por las tropas de Antonio Duvergé el 17 de junio de 1845.
Esta acción produjo una gran conmoción en Puerto Príncipe pues costó al ejército haitiano más de cien muertos y catorce prisioneros. Pierrot y su gobierno apenas podían imaginar que después de haber ocupado los puestos de Cacimán y Comendador, entre Las Matas de Farfán y Las Caobas, y haberlos reforzado con más de 1,500 hombres, los dominicanos serían capaces de esa hazaña, y por ello la reconquista de Cacimán se convirtió en una meta del ejército haitiano.
De inmediato, Pierrot ordenó el envío de tropas frescas a la frontera al mando de varios generales, cada uno con su propia columna, y movilizó la guardia nacional. Los combates se sucedieron durante los meses de junio y julio alrededor de Cacimán.
Pierrot comenzó entonces a organizar una expedición a gran escala contra los dominicanos y el 26 de julio lanzó una proclama desde Cabo Haitiano dirigida a sus oficiales y soldados.
En aquellos momentos, el gobierno haitiano creía que las tenía todas consigo, pero el esperado levantamiento militar rivierista finalmente estalló en Léogane distrayendo nuevamente la atención del gobierno haitiano.
El nombramiento de Guerrier como Presidente
de Haití dio inicio a un período conocido
en la historia haitiana como la "política del suplente"
(la politique de la doublure), esto es, una época
de intensa agitación política durante la cual
los mulatos boyeristas maniobraban para imponer
en la Presidencia de la República un jefe militar
negro que apaciguara las masas y controlara
las fuerzas armadas.
de Haití dio inicio a un período conocido
en la historia haitiana como la "política del suplente"
(la politique de la doublure), esto es, una época
de intensa agitación política durante la cual
los mulatos boyeristas maniobraban para imponer
en la Presidencia de la República un jefe militar
negro que apaciguara las masas y controlara
las fuerzas armadas.