Una parte de mi corazón se queda aquí
Una parte de mi corazón se queda en Diario Libre, desde el parqueo, hasta el quinto piso, sin excluir ninguna de las áreas de la empresa
Una parte de mi corazón se queda en Diario Libre, desde el parqueo, hasta el quinto piso, sin excluir ninguna de las áreas de la empresa; a todas las llevo en un espacio de mi corazón que aprendió a respetar y a amar a nuevas personas.
Pero, obviamente que, la redacción y todo el personal que en ella labora tienen un lugar especial, es el espacio que me acogió hace poco menos de tres años, y en la que siempre pude ser yo, sin dobleces ni toma de poses. A todos y de todos estoy muy agradecida.
Una redacción dinámica, bullosa, resiliente, pues ante los momentos difíciles que hemos vivido en la pandemia por COVID-19, nunca hemos dejado de sentir los tecleos que construyen las historias que cada día, que minuto a minuto se sirven a la audiencia en todas sus plataformas.
Hoy digo hasta luego esta familia laboral, a mis hermanos periodistas, a mis muy consentidas del comedor de la quinta, como decimos en la redacción, y todos los compañeros de trabajo que interactuamos en este lapso de mi vida profesional.
Me marcho, tal cual soy, con un alto y elevado sentimiento de gratitud hacia los propietarios de la empresa, a mi querida directora Inés Aizpún y al subdirector Benjamín Morales Meléndez, ambos agudos profesionales que, sin temor a equivocarme, viven, huelen y saborean el periodismo cada instante de sus vidas. Una mención muy sentida y especial está dirigida a mi siempre recordado e ido a destiempo director, don Adriano Miguel Tejada
Al comienzo dije que una parte de mi corazón se queda aquí, ¡créanme es así! Sé que cuento con ustedes en éstos caminos del ejercicio del periodismo y del nuevo reto profesional que asumo en lo adelante. Mis deseos de éxitos a la empresa que me acogió. Lo repito, gracias a todos, volveremos a encontrarnos.