¡También en contrabando!
Son tantos los lugares de principalidad negativa que ocupa la República Dominicana que ya la ciudadanía no reacciona cada vez que se revela uno nuevo.
El país tiene, para vergüenza nuestra, uno de los índices más bajos en calidad educativa, se destaca que ocupamos uno de los últimos lugares en aprendizaje de matemáticas y en comprensión lectora y escritura.
Somos una de las naciones de la región con más baja inversión en su sistema de salud pública, lo que se corresponde con el hecho de que estamos, para indignación de todos, entre los países con el más alto porcentaje de muerte infantil y materna.
Y qué decir del lugar privilegiado que ocupamos en materia de corrupción, soborno e impunidad. O ser, lamentablemente, campeones en embarazo de adolescentes o en accidentes de tránsito.
Con precedentes así, es natural que pase prácticamente desapercibido el reporte de la Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU) correspondiente a este 2018, que mide el Índice del Entorno Global de Comercio Ilícito (IEGCI) y que puso en evidencia que la RD es también un paraíso de grandes oportunidades para el comercio ilícito.
El comercio ilícito puede abarcar actividades delictivas que van desde el contrabando, la falsificación, la piratería, el lavado de activos, el soborno, la corrupción, el tráfico de drogas o de personas, entre otras.
El objetivo de la elaboración del Índice del Entorno Global de Comercio Ilícito es identificar los factores que en una determinada economía posibilitan (o impiden) el desarrollo del comercio ilícito.
El informe de la Unidad de Inteligencia de The Economist parte de afirmar que en los últimos años el comercio ilícito se ha disparado en la RD.
Y no se trata de una expresión alarmista. El estudio revela que, en el índice elaborado, la RD se coloca con una pobre puntuación de un 42.7 (sobre 100), lo que significa 11.3 puntos por debajo de la media regional que es de 54.7 y del promedio global registrado que es de 60.0. En este momento el país ocupa el lugar 71 de los 84 países evaluados.
Ahora bien, cuando se ven algunas áreas específicas, esa puntuación y lugar promedio es aún peor. Veamos.
El país ocupa, de los 84 estudiados, el puesto No.75 en desempeño en políticas gubernamentales y el puesto No.73 en el cumplimiento de los estándares establecidos para combatir el lavado de dinero.
Ocupamos también el lugar 73 en políticas para controlar la oferta y la demanda del comercio ilícito, con 12 puntos por debajo del promedio regional.
El informe destaca que en el indicador de corrupción el desempeño del país es bajo y puntualiza que “la corrupción ha limitado por mucho tiempo la efectividad institucional del gobierno”.
Respecto a preparación en ciber seguridad, el país alcanza una de las puntuaciones más bajas solo superando a Guatemala e Irak.
Al examinar las causas del crecimiento en el país del comercio ilícito, el contrabando y otras prácticas delictuales, en el estudio se exponen varias que es importante conocer.
1) La ubicación geográfica del país influye en que éste sea puente entre América del Sur y E.U.;
2) la porosa frontera con Haití. El informe la identifica como la fuente principal de la mercadería ilícita;
3) los altos niveles de informalidad de la economía. Apuntan que conforme las cifras del Banco Central, el sector informal representa el 52% de la fuerza laboral en el país;
4) la corrupción predominante en las fuerzas militares y de seguridad. A este respecto, el informe revela que “el nivel de cooperación entre las fuerzas de seguridad y las autoridades aduaneras para contrarrestar el comercio ilícito es bajo. La colaboración entre agencias, vital para la lucha contra el comercio ilícito, se ve ocasionalmente restringida por luchas territoriales entre la aduana y las fuerzas de seguridad...”.
5) las frecuentes reformas tributarias que son un factor que promueve la evasión fiscal y formas relacionadas de comercio ilícito de alcohol, tabaco, petróleo y productos farmacéuticos, entre otros.
El informe arriba a dos conclusiones demoledoras para el país. La primera se refiere a que “el entorno general de las políticas en la RD se ve afectado por una deficiente gobernanza e instituciones débiles, dos características que permiten que el suministro de mercadería ilícita ingrese al país sin problemas y transite a través de su territorio hacia otros destinos.”
Y la segunda: solo si en el país se “hiciesen más cosas en los años venideros para atacar la corrupción y fortalecer las instituciones estatales, el entorno para el comercio ilícito en la RD se volvería menos favorable para los traficantes y comercio ilícito”.
Como puede apreciarse, se trata de otro estudio que por enésima vez llega a la misma conclusión: mientras no enfrentemos a fondo la corrupción y la debilidad institucional que les garantiza impunidad a los violadores de la ley, no hay solución para ninguno de los graves problemas que afectan a la sociedad dominicana.
Es verdad, no somos los campeones del contrabando y del comercio ilícito en el mundo, pero con el average que tenemos, competimos afanosamente por los primeros lugares.
Mientras no enfrentemos a fondo la corrupción y la debilidad institucional que les garantiza impunidad a los violadores de la ley, no hay solución para ninguno de los graves problemas que afectan a la sociedad dominicana.