Carta a Luis Abinader
El motivo de esta carta hace obvia su publicación. En ella trato de recoger el sentir de los que votamos por el cambio. Antes de entrar en detalles, te felicito, a ti y a Raquel, por aglutinar el deseo que se impuso a pesar de los tenaces empeños para evitarlo.
Los dominicanos expusieron su salud para votar. Varios lo hicieron por la repulsión a un sistema que perdió coordenadas éticas. Recibes así la delegación más alta para hacer una gestión que niegue a la que venciste. Ahora aguardamos respuestas.
El gozo del triunfo no demorará en evaporarse y la realidad, implacable, empezará a poner las cosas en su justo lugar. Pronto te sentirás arrinconado por dos presiones en conflicto: una crisis recesiva agobiante y las ingentes expectativas sociales por el cambio. La sostenibilidad de tu gobierno dependerá de la destreza para equilibrar esos factores en medio de una pandemia rebrotada.
Como observador de los procesos me arrogo el derecho, aun no consentido, de darte algunos consejos. Hay medidas simples que puedes adoptar; otras son más estructurales y suponen reformas a marcos normativos e institucionales. Respecto a estas últimas, las esbozaré en futuras entregas, pero sobre las primeras te recomiendo algunas atenciones puntuales:
a) Hacer un levantamiento de la Administración pública y reconocer las instituciones mantenidas como entelequias burocráticas para justificar nóminas políticas. Debes dejarlas sin nuevos titulares a la espera de una auditoría de factibilidad operativa. Una vez realizada, disponer, por decreto o ley, según el caso, su eliminación. Ese ejercicio se ha realizado en el pasado, resultando prescindibles 32 instituciones infuncionales por falta de objetivos, superposición, duplicidad o carga presupuestaria.
b) Ordenar que la publicidad estatal se dirija exclusivamente a campañas de educación u orientación, y no para imagen gubernamental, conforme a estándares equitativos de colocación. Prohibir la publicidad en aquellas dependencias que por la naturaleza de sus servicios no la precisen. La idea es desmontar el siniestro engranaje de comunicación mercenaria que impuso el PLD. Sería inexcusable que tu gobierno preserve ese aberrante modelo sustentado por una red de periodistas, influencers, faranduleros y medios como bocinas. La imagen de tu gobierno perderá respeto cuando la población escuche o vea en esos medios el mismo caudal de publicidad estatal de antes. No cedas a su chantaje.
c) Realizar auditorías forenses a los procesos de licitación, ejecución, costos y cumplimiento de las grandes obras del pasado Gobierno, en especial pero no exclusivamente a la central termoeléctrica Punta Catalina.
Por otro lado, me provoca un punto muy sensible. Se trata de las acciones judiciales contra la corrupción de los pasados Gobiernos. Mi formación de jurista me obliga a visiones más serenas e integrales. Lo digo porque uno de los problemas de fondo que debilita la persecución judicial es la prisa populista. No cedas. El mejor ejemplo de una mala investigación (débil, selectiva e inconsistente) es la de Odebrecht; obvio, en ese caso hubo esa intención política, pero, aun sin ella, cualquier investigación de tal calado demanda una gestión instructiva compleja: con peritos, cooperación técnica internacional, auditorias forenses y un equipo multidisciplinario bajo una alta inteligencia de coordinación estratégica. Ninguna investigación sobre delincuencia económica soporta la instrucción ordinaria de la práctica vigente; se precisa de inversiones en personal calificado, recursos y una logística a la altura de la sofisticación de sus patrones operativos. La buena noticia es que se tienen los mecanismos de cooperación internacional que facilitan las convenciones de la ONU y la OEA sobre corrupción; hay que activar esos resortes. La idea no es tener a gente presa y así agasajar el morbo de quienes claman justicia. No. Es sustentar una acusación robusta que logre condenas firmes y recupere bienes mal habidos.
Por lo anterior, te aconsejo que no cojas presión con los nombres del procurador. Antes de pensar en personas, debes considerar tus planes y con base en ello definir el perfil adecuado. El asunto no es poner a una persona por aclamación popular o fama moral. Tampoco se trata de un certamen de popularidad en las redes sociales; lo idóneo es encontrar una apta y que esté a la altura de una reforma como la que reclama un Ministerio Público autónomo, funcional y vigoroso. Esa posición debe ocuparla un o una gerente con visión moderna en gestión de equipo, carrera ministerial, experiencia en políticas públicas, carácter frío y mente estructurada, pero, insisto, ninguna persona con respeto propio asumirá esa delegación con las condiciones actuales de operación. Además, debes considerar que muchos de los despachos del Ministerio Público seguirán ocupados por personas nombradas o promovidas en el anterior Gobierno y su término no expira, en algunos casos, hasta los próximos dos años.
Después de designar al procurador con esos parámetros, te aconsejo crear un alto comisionado para la reforma del Ministerio Público, como órgano colegiado integrado por tres personas y el procurador general (no creo en los sanedrines de sabios) para que en el plazo de los primeros cien días del Gobierno presente una propuesta de reforma integral al Ministerio Público que sea colocada en el debate y luego en la agenda legislativa. Con esta idea no pretendo agregar más burocracia porque no es una entidad permanente; se trata de un equipo ad-hoc con la misión de preparar las bases de la aludida reforma.
Lo que recibes vendrá cargado de sorpresas, muchas desconcertantes. La dimensión del desorden rebasará lo imaginable, frente a una población expectante pero desconfiada. Debes obrar con firmeza sin reparar en los intereses afectados. Se van con mucho dinero y poder. Por eso las acciones a emprender deben ser robustas. Debes estar consciente que tan pronto se inicien las investigaciones judiciales activarán urdimbres para trastornar la ya debilitada economía, especialmente a través de la desestabilización cambiaria.
Tendrás el respaldo de la sociedad, pero recuerda que votamos por la honestidad; cualquier devaneo en ese propósito se te cobrará con más réditos que a los pasados Gobiernos y no todos los que te acompañan serán leales a ese alto interés. Tú lo sabes. Por eso debes tener siempre listo el decreto de destitución sin vacilaciones. Pon en Dios tus decisiones.