Al fin, una encuesta independiente
En general, los analistas pueden distinguir cuándo una encuesta está ‘maquillada’, o cuándo está dirigida a posicionar a determinados aspirantes a cargos electivos.
«Una visión panorámica al acontecer latinoamericano en este último año, marcada por convulsiones sociales y políticas, nos debe llamar a reflexión en torno a las causas que han suscitado esas situaciones. La política no puede estar al margen de la moral si no quiere convertirse en una de las más nefastas actividades por sus implicaciones para la sociedad. Consideramos que en estos momentos es necesario recordar principios esenciales de la ética que no pueden ser ignorados, especialmente por aquellos que aspiran a cargos ejecutivos». Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), Carta Pastoral, 21 de enero 2020
Desde que fueron celebradas las primarias de los partidos políticos en octubre pasado no se habían publicado –en un silencio que para algunos puede considerarse sospechoso– los resultados de encuestas independientes. Claro está que algunas encuestadoras que trabajan directamente con los candidatos han dado a conocer sus resultados. Esto no quiere decir que tales resultados sean falsos; pero el vínculo sirve como argumento, pretexto o excusa para la descalificación. En general, los analistas pueden distinguir cuándo una encuesta está ‘maquillada’, o cuándo está dirigida a posicionar a determinados aspirantes a cargos electivos. Por eso, han sido interesantes los resultados de la más reciente encuesta de la firma Mark Penn/Stagwell, representada en el país por el economista Bernardo Vega.
En líneas generales, estos resultados guardan una relación cercana con el orden de preferencias reportado recientemente por la firma Centro Económico del Cibao. Esto es, el candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en un rango por encima del 40%; el candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en un rango por encima del 20%; y el candidato de la Fuerza del Pueblo (FP) en un rango del 20%, aproximadamente. De manera que tratar de descalificar a la encuestadora Mark Penn/Stagwell no es el camino más indicado; sobre todo, porque esa misma encuestadora fue utilizada para avalar que en la primaria abierta del PLD había un empate técnico.
Una primera observación que pudiera levantarse es que la estrategia del PLD-gobierno de minimizar mediáticamente el impacto de la división y tratar de impedir la candidatura del doctor Leonel Fernández no han sido correctas. La encuesta atribuye un 19% al candidato de la Fuerza del Pueblo. Este es un porcentaje suficientemente significativo como para tener un impacto importante en los resultados del proceso electoral. E incluso, si la estrategia PLD-gobierno lograra impedir la candidatura presidencial de Fernández, lo haría al costo de perder ampliamente las elecciones en la primera vuelta, tal como indican los resultados de la encuesta Mark Penn/Stagwell.
Una segunda observación es que probablemente por primera vez en los últimos años el PLD no aparece como partido favorito de los votantes. De acuerdo con la referida encuesta, el PRM supera al PLD en seis puntos porcentuales (37 a 31%). Es un dato interesante, pues revela cómo se ha ido recomponiendo el espectro de los partidos en nuestro país. Peor aún, el candidato presidencial del PLD-gobierno tiene una intención de votos por debajo de la intención de votos de su propio partido; sin dudas, una situación difícil para un candidato que tiene que convencer a una proporción de sus partidarios para que voten por él. Adicionalmente, conseguir votos adicionales en el electorado parece una tarea sumamente difícil, dado que tiene un nivel de rechazo equivalente al 48% de los electores, para una favorabilidad neta negativa de dos puntos porcentuales, similar a la del presidente Medina.
Una tercera observación que se desprende de la encuesta Mark Penn/Stagwell tiene que ver con los posibles escenarios que se infieren para la carrera presidencial. Si las elecciones fueran hoy –o al momento de haber hecho la encuesta– la candidatura de Luis Abinader resultaría ganadora en cualesquiera de los escenarios. Ganaría ampliamente tanto la primera vuelta como la segunda. Y la pregunta de lugar sería si el candidato del PRM tiene márgenes para crecer y lograr una victoria en primera vuelta. Un dato a su favor es que la intención de votos, en términos generales, es superior a la intención de votos para su partido.
Esto se une al hecho de que, además, tiene la más baja tasa de rechazo entre los líderes y los propios partidos políticos. Luis Abinader tiene, de acuerdo con la citada encuesta, una favorabilidad neta de 33 puntos porcentuales, en un escenario en donde solo otros tres dirigentes políticos tienen favorabilidad positiva. Por ejemplo, como partido, el PLD tiene una favorabilidad neta negativa de dos puntos porcentuales. Todo esto hace posible que con el trabajo adecuado la candidatura presidencial del PRM pueda pasar la frontera del 50% y ganar en primera vuelta. Sin embargo, ante la eventualidad de una segunda vuelta también resultaría ganador.
Obviamente que la encuesta Mark Penn/Stagwell no tiene la última palabra de lo que ocurrirá en mayo próximo; como se sabe, los escenarios son dinámicos y en política, como en muchos otros aspectos de la vida social, nada está asegurado hasta que no haya un veredicto del soberano en las urnas. Sin embargo, la ciudadanía, a través de las distintas encuestas de opinión, viene mostrando, cada vez, mayor preocupación con las deficiencias de un sistema (ver reciente Carta Pastoral del CED) que alberga tantos problemas sin resolver (seguridad ciudadana, corrupción y desempleo, entre otros) y que hacen sentir la necesidad de una alternabilidad democrática que abra un espacio de esperanza para un cambio ordenado, pero focalizado en las soluciones que son económica y socialmente deseables. El país merece una renovación en la dirección del Estado...