Hurgando en el sistema educativo dominicano
La educación inicial es otro de los grandes retos que tiene el sistema educativo dominicano
Rosario Espinal, en un artículo reciente expresaba que la educación dominicana no solo era y es de baja calidad, y lo que es peor, que lo seguirá siendo. Este enfoque lo fundamenta, entre otras razones, en que "las comunidades pobres, donde viven muchos de los estudiantes que asisten a escuelas públicas, enfrentan serios problemas de servicios (falta de acceso adecuado al agua potable, la electricidad y la higiene), y, además, están plagadas de drogas, juegos de azar, y prostitución infantil y adolescente. (...) Con familias en su mayoría incapaces de apoyarles y comunidades adversas al aprendizaje, muchos estudiantes llegan a la escuela con problemas acumulados. Entonces, se espera que la escuela haga el milagro, que los convierta en estudiantes dedicados a aprender y a sacar buenas notas en pruebas nacionales e internacionales.". (Hoy. 7 de junio 2023).
Conforme este enfoque fatalista, primero tendremos que cambiar la sociedad para luego poder aspirar a un sistema educativo de calidad, y no al revés, esto es, que avanzar hacia un sistema educativo de calidad es parte esencial del proceso mismo de cambiar las premisas de inequidad y exclusión que actualmente rigen en nuestra sociedad.
Asumo como posible y necesario la transformación del actual sistema educativo que solo se podrá hacer en un proceso que en el mejor de los casos se alcanzará en el mediano plazo. Que va a requerir de un ministerio educación con el conocimiento integral de las problemáticas del sistema educativo, que tenga la autoridad moral para asumir el liderazgo del proceso, que establezca las políticas para el sector y defina las metas a alcanzar, y año por año someta a evaluación los resultados haciendo los correctivos de lugar; que tenga la capacidad de involucrar con determinación a todos los actores directos (docentes, estudiantes, familias) e indirectos ciudadanía, medios de comunicación, iglesias, entre otras, en el logro de las metas propuestas. En las líneas que siguen, hurguemos en algunos de los indicadores que caracterizan el actual sistema educativo dominicano.
Cobertura. Se repite con insistencia, sin mayor prueba, que el sistema educativo alcanza a más del 95% de los niños y niñas en edad de ingresar a las escuelas. Sin embargo, asumiendo como cierta este porcentaje se requiere que finalmente se asuma definir estrategias especificas para asumir la meta de alcanzar el 100% de cobertura porque acumular, año por año, el pasivo de un 5% de niños y niñas que no ingresan a la escuela o que no lo hacen en la edad adecuada es un déficit significativo que va dejando un rastro de exclusión y analfabetismo importante. Por tanto, por pequeño que parezca el porcentaje, debe ser una meta concreta a lograr, la cobertura del 100% de los niños en edad escolar. De todos modos, este porcentaje se refiere principalmente a la cobertura del sistema educativo a niños y niñas a partir de los 6 años, como veremos a continuación.
Cobertura Nivel Inicial. La Constitución le da un carácter obligatorio a la educación inicial y refiere a la ley definir la oferta para este nivel. Se ha establecido que la obligatoriedad de la educación publica se inicia a partir de los cinco años de edad. La tasa de cobertura de esa edad en el país es de 75.4%, es decir, si asumiéramos este porcentaje solo estaríamos ante una cobertura de tres cuartas partes de los niños y niñas en esa edad cada año.
Hay que reseñar que el pasado año 2022, el Ministerio de Educación anunció lo que denominaron un "proyecto para la expansión de la educación para niños desde los tres años de edad" y se ha informado que el plan piloto había beneficiado 146,030 niños y niñas de entre los tres años y cinco años y once meses. (DL. Socorro Arias. Edición del 25.08.22).
De la cobertura de niños y niñas menores de un año hasta los tres años, que abarca el primer ciclo de la educación inicial, hay que mencionar el Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI), que conforme sus propias estadísticas para este año tienen una cobertura de 197,654 infantes menores de 5 años en todo el país.
La educación Inicial es otro de los grandes retos que tiene el sistema educativo dominicano. Es urgente definir metas precisas para cada ano escolar respecto de la ampliación progresiva de la educación inicial.
No está demás insistir en que estos primeros años son fundamentales para desarrollar capacidades en el lenguaje, socioemocionales, motrices y cognoscitivas que van a tener gran repercusión durante toda la vida de la persona. En estos primeros años, especialmente en las tres iniciales es que se producen las conexiones en el cerebro que en mucho serán determinantes en el desarrollo del potencial de la persona.
Un marcado nivel de exclusión e inequidad en el país se produce precisamente en este primer momento de la vida de los infantes, entre los niños y niñas que tienen posibilidad de acceder a la educación inicial y los que no la tienen. Estos últimos están expuestos a alimentación deficiente, enfermedades evitables, falta de estímulos cognoscitivos para el desarrollo y dominio del leguaje y de sus talentos propios. En mucho, el acceso o no a la educación inicial tendrá un efecto que marcará el destino y las oportunidades de ese niño y niña y les seguirá persiguiendo aun en su adultez.
La sobreedad. La presencia en las aulas de niños y adolescentes con dos o más años de lo que correspondería de acuerdo al curso que haga el estudiante, esto es, que estén por encima de la edad, es otro de los fardos negativos que ha cargado el sistema educativo dominicano por años. Y aunque ha bajado el porcentaje de sobreedad, en este momento no hay acceso a estadísticas precisas del fenómeno, pero es bueno saber que hace unos años éramos el país con mayor tasa de sobre edad de América Latina.
Muchos son los factores que inciden en este hecho, entre los que se pueden mencionar: la repitencia; la migración interna de las familias del campo a los barrios, muchas veces fuera del inicio del periodo de inscripción que conlleva la perdida del año escolar; el trabajo infantil a qué están sometidos muchos niños y niñas; enfermedades; condiciones físicas no atendidas siendo las más comunes la de la visión y la audición; también es frecuente encontrar que padres sin escolaridad no valoran enviar sus hijos a la escuela o los niños y niñas se frustran por no contar con apoyo para hacer las tareas escolares. (Continuará).