El Espía
Muchos militares asignados en el Palacio Nacional a veces no entienden cuáles son sus funciones. Tal ignorancia los hace incurrir en arbitrariedades. Ayer, por ejemplo, un uniformado exigió de muy mala forma a los periodistas abandonar un área que entendía restringida. Por cierto, muy distante al despacho Presidencial. Su actitud prepotente lo llevó más lejos, y se atrevió a pedir los nombres de los comunicadores para anotarlos en una página. Los periodistas sólo querían entrevistar al jefe de las Fuerzas Armadas, pero desistieron por la cara de pocos amigos que tenía el guardia.