El dilema del carbón
Diario Libre
La APD de Max Puig parece ser la única voz que se ha alzado para denunciar el alto poder contaminante de las plantas a carbón.
De hecho, la normativa europea regula cada vez más esta fuente de energía con la intención de potenciar las energías limpias y renovables, y mantiene un programa de cierre escalonado de las plantas que todavía operan con este mineral. En China, la producción de energía con carbón para la ciudad de Beijing será eliminada a partir de 2020, ese es el plazo de vida para las que aún operan. En España está prohibido usar en las casas calderas de carbón para la calefacción desde 2012.
Las discusiones sobre la crisis (que no es crisis, es permanente) energética en el país no resisten mucho análisis. Escapa a toda lógica que tanta gente se pelee por un negocio, supuestamente tan caótico y tan deficitario.
Los generadores siempre lloran porque no les pagan, y los políticos siempre quieren entrar en el negocio. Es obvio que todos ganan, porque de lo contrario nadie insistiría tanto por quedarse con el pastel.
Los ecologistas tampoco están muy interesados, aparentemente. Concentran sus esfuerzos en Loma Miranda que, visto lo visto, ha pasado de ser un tema medioambiental a un eslogan utilizable en cualquier escenario.
Por ahora el tema de las plantas de carbón parece un pleito entre facciones políticas y grupos empresariales. Faltaba el toque verde, y ya está sobre la mesa.
IAizpun@diariolibre.com
De hecho, la normativa europea regula cada vez más esta fuente de energía con la intención de potenciar las energías limpias y renovables, y mantiene un programa de cierre escalonado de las plantas que todavía operan con este mineral. En China, la producción de energía con carbón para la ciudad de Beijing será eliminada a partir de 2020, ese es el plazo de vida para las que aún operan. En España está prohibido usar en las casas calderas de carbón para la calefacción desde 2012.
Las discusiones sobre la crisis (que no es crisis, es permanente) energética en el país no resisten mucho análisis. Escapa a toda lógica que tanta gente se pelee por un negocio, supuestamente tan caótico y tan deficitario.
Los generadores siempre lloran porque no les pagan, y los políticos siempre quieren entrar en el negocio. Es obvio que todos ganan, porque de lo contrario nadie insistiría tanto por quedarse con el pastel.
Los ecologistas tampoco están muy interesados, aparentemente. Concentran sus esfuerzos en Loma Miranda que, visto lo visto, ha pasado de ser un tema medioambiental a un eslogan utilizable en cualquier escenario.
Por ahora el tema de las plantas de carbón parece un pleito entre facciones políticas y grupos empresariales. Faltaba el toque verde, y ya está sobre la mesa.
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