Anfitriones
La Cumbre Iberoamericana es un escenario excelente para ver y ser vistos, para hablar y escuchar sobre problemas comunes
Todos los vecinos de la ciudad de Santo Domingo son anfitriones de los 14 jefes de Estado, junto a sus ministros y equipos de trabajo, que ya han comenzado a llegar para la XXVIII Cumbre Iberoamericana.
Experiencias anteriores dejaron un dejo de inconformidad por las dificultades del tráfico. Esta vez no será muy diferente, pero debemos aceptarlas y, además, estamos acostumbrados.
Es un pequeño precio por acoger a los mandatarios de Iberoamérica en un momento en que las relaciones internacionales son fundamentales para el país por diferentes motivos: políticos y económicos. Es un escenario excelente para ver y ser vistos, para hablar y escuchar sobre problemas comunes.
La cumbre paralela, la que reúne a los empresarios, es igualmente importante: superada la pandemia, los niveles de recuperación no son iguales y se harán acuerdos y estudiarán convenios.
Estamos bajo la mirada de la comunidad internacional, aunque la coincidencia con la Operación Calamar sea una triste casualidad. Somos todos anfitriones porque a la ciudad de Santo Domingo y al país esta Cumbre le beneficia.