“Las librerías y las editoras han sido víctimas de la falta de distribución”
El ministro de Cultura, Pedro Vergés, considera no es competencia de las autoridades estatales participar en el aspecto comercial de las librerías
Santo Domingo. En los últimos quince años, alrededor de 35 librerías han cerrado en el Distrito Nacional. El dato, un conteo realizado por Diario Libre, expone una situación que a consideración del ministro de Cultura evidencia un realidad que se vive en otras partes del mundo, pero con un problema particular: la falta de distribución de los libros.
“En el caso dominicano, las librerías y las editoras han sido víctimas de su falta de distribución. Creo que distribución y venta del libro están tan unidas que salvo en casos muy específicos, uno no puede vivir si la otra”, expresa Pedro Vergés al conversar sobre el tema en el Diálogo Libre.
Este aspecto, señala, sumado a la fuerte irrupción del libro electrónico (ebook) han contribuido a la caída de las librerías y, en consecuencia, a su cierre. “Esas librerías que vivían de un grupo de fervorosos lectores que iban y compraban un libro hoy y otro mañana, resulta que ahora han caído en desgracia y han tenido que cerrar”.
A esta situación también agrega el reducido mercado para el libro en República Dominicana, una circunstancia que dice “salta a simple vista” a pesar de la falta de estadísticas en este sentido, y el alto precio de los libros frente a los salarios que perciben gran parte de los dominicanos.
Según Vergés, hay una forma de enfrentar esta realidad, y es que los libreros asuman la iniciativa. “Esos problemas de las librerías, creo que se pueden enfrentar dentro de su propio círculo y logrando ellos organizarse. No hay otra forma, a mi modo de ver”.
El funcionario pone como un elemento secundario la participación del Estado, marco en el que postula el apoyo de este sector desde el marco institucional de las leyes.
“El Ministerio de Cultura no puede, lamentablemente, meterse en ese terreno porque no es de su competencia y lo que si puede hacer, como lo hace, es ayudar en lo que tiene que ver con los aspectos legales de la distribución, compra, la importación del libro y por supuesto la participación del libro en la Feria”, apunta.
Recalca lo que en este aspecto aporta la Feria Internacional del Libro, actividad en la que asegura los libreros son “los grandes ganadores”.
“El Estado invierte para beneficio de la ciudadanía y para beneficio del sector librero, que por un módico precio participa en una feria donde cientos de personas van, una porción de ese público no compra nada, pero otra parte de ese público compra y eso es beneficio para el librero”, expresa.
Lo legal
En el 2008 se promulgó la Ley del Libro y las Bibliotecas (502-08), una legislación con la que establecieron exenciones y facilidades para el negocio de las librerías. En su artículo 9 instituye Consejo Intersectorial para la Política del Libro, la Lectura y las Bibliotecas (CONLIBRO), dependiente del Ministerio de Cultura y que implica la participación de los ministerios de Educación, Educación Superior y Hacienda entre otras instancias para asesorar en política editorial y de lectura al gobierno.
Sin embargo, esta legislación parece ser “letra muerta”, sobre la que asegura el ministro de Cultura se trabaja para que tenga un peso real. “Las leyes hay que moverlas y cuesta mucho. Hacerlas cuesta muchísimo, promulgarlas ni se diga, y luego hacer que se cumplan es todavía más difícil, porque ese es nuestro país y nosotros tratamos de hacer políticas culturales para la República Dominicana, no para un país ideal. De manera que nos movemos en ese marco y estamos trabajando en ese sentido”.
Reitera que aunque sea difícil activar el cumplimiento de esta y otras legislaciones, que “no es asunto de mandar una carta o echar un discurso”, se trabaja de manera insistente para lograr que así sea.
Iniciativas: distribución y congreso
No obstante el panorama poco prometedor en torno a las librerías y su mercado, Vergés expone lo que desde su gestión -iniciada en agosto de 2016- se está concretando para sumar apoyos, entre los cuales está la creación de una distribuidora de libros y la celebración de un congreso de industrias culturales.
“Estamos dando los pasos para crear una distribuidora que es fundamental. Es increíble que a 173 años de la independencia del país no exista una distribuidora editorial. Es increíble pero es cierto”, indica.
Vergés explica que esta distribuidora se encargará de llevar los libros editados por la Editora Nacional, la cual ha sido sometida a un proceso de reestructuración que ha incluido el establecimiento de contratos con escritores y un consejo editorial, a diversos puntos del país.
“Ahora en la feria saldrán 15 mil ejemplares, que son muchos ejemplares cuando se piensa en un almacenamiento, y cuando pase la feria habrá 9 o 10 mil más. ¿Qué se hace? Hay que buscar a toda prisa un almacenamiento y una red de distribución. Estamos trabajando en eso, y yo creo eso nos va a permitir a dar un salto y crear filtro positivos que es importante en la literatura dominicana”.
En cuanto al congreso, informó que éste se celebrará a final de año, pero no ofreció una fecha específica. Detalla que esta actividad se hará en conjunto con la Vicepresidencia de la República.
“Ahí quedaran incluidas todas estas inquietudes y ahí se podrá poner sobre la mesa cuál es el problema de las industrias culturales, incluyendo esas que estamos mencionando ahora (las librerías) que lo son y que están siendo una preocupación permanente para el ministerio”.
“Estamos convencidos que aquí hay una calidad que no se ve precisamente porque los filtros no son suficientemente estrictos para evitar la confusión entre los libros bisoños y los libros que tienen un peso, eso confunde al lector”, expresa.
Verges pone, como contraparte, el ejemplo de la pintura. “Un dominicano con una cultura promedio sabe lo que es un pintor amateur, que pinta paisajes domingueros, y quien es el pintor profesional, y eso no ocurre en la literatura”.
Afirma que uno de los objetivos de la reestructuración de la Editora Nacional y su Consejo Editorial será contribuir a crear “filtros positivos” para que al público llegue literatura de calidad. “Si existiera una industria editorial, esos autores probablemente no llegarían al público, porque la industria editorial se encarga de filtrarlos, hasta que tengan la calidad de vida, como pasa en cualquier sitio donde hay un mercado editorial”.
¿Pero qué pasa con escritores como Juan Rulfo y Arthur Rimbaud, que escribieron sus obras fundamentales en la juventud? A la pregunta, matiza sus afirmaciones, pero reitera sus consideraciones. “Se da de todo. Pero en general y en una manera tan general que se puede dar como una ley, el joven es todavía un aprendiz y es el mercado que le facilita lanzar al público libros que en condiciones normales el público no aceptaría”.