Descanso presidencial
Los presidentes merecen vacaciones
Se ha convertido en una tradición que los presidentes dominicanos y altos funcionarios no tomen vacaciones de sus funciones. Es una herencia de la dictadura, reforzada durante los muchos años de gobierno de Joaquín Balaguer.
Ni siquiera la llegada al poder de los presidentes "liberales" del PRD y PLD alteró una costumbre que contraría lo humano: todos necesitamos desconectarnos de la rutina, descansar y recargar las pilas. Es la mejor manera de cultivar la eficiencia y acumular energía para los momentos difíciles.
El presidente Abinader se va cinco días con su familia a los Estados Unidos y hay timidez en el anuncio y la extensión del asueto. Cada año, el mandatario debería excluirse de la cotidianidad del poder y dedicar al menos dos semanas a su familia. De seguro lo tendríamos de vuelta con mejores ideas para gobernar y en mejor disposición para enfrentar las durezas que conlleva la administración del Estado.
Otro argumento, quizás no persuasivo para muchos. La familia necesita atención, cuidado y tiempo de calidad. Sería un alto ejemplo que el presidente se vaya de vacaciones con su familia, en la tarea de reafirmar lazos y renovar amores.