El repique de los cacerolazos
La reforma fiscal y la clase media
La clase media está cansada... y mucho. Cansada de trabajar duro para mantenerse a flote, darle a sus hijos educación, salud, alimentación y diversión y esperar que no aparezca un imprevisto que la descarrile y pierda su estatus.
Es esa la que tiene que pagar un alto porcentaje de impuestos sobre la renta, un elevado Itbis (ahora IVA) y además asegurarse pagos privados en todas las categorías que deberían ser cubiertas por el Estado.
Esa fue la clase media que se cansó de lo que pasaba al final del gobierno de Danilo Medina, por los escándalos de corrupción, y ocupó la Plaza de la Bandera clamando por justicia.
Pero antes de ocupar la emblemática rotonda, fueron los cacerolazos que comenzaron a retumbar los oídos de los ciudadanos de todos los estratos sociales.
Y los cacerolazos han vuelto a repicar, porque la clase media no quiere pagar más.
Los primeros estudios sugieren que los ajustes sugeridos por las autoridades fiscales les quitarán alrededor de 30 mil pesos anuales a los resentidos bolsillos de este grupo económico, que reclama que primero se ajuste el gasto público y se acabe la evasión.