La famosa prisión suspendida...
Otra vez, condenas que no condenan
En justicia, la condena es la forma en que el Estado sanciona al infractor, buscando resarcir el daño que éste ha infringido a otros y a la misma sociedad.
¿Pero de qué vale lograr condenas, como está pasando últimamente en el sistema judicial dominicano, si las condenas que se imponen no tienen ningún carácter disuasorio del delito?
Es una respuesta que los jueces deben responder, más si tomamos en consideración la más reciente decisión judicial en el caso de la agresión de la que fue víctima el defensor del pueblo, Pablo Ulloa, por la coronel Ysabelita de los Santos Pérez.
La jueza Milagros Ramírez condenó a de los Santos a seis meses de prisión suspendida por el hecho.
Pero una prisión suspendida no significa absolutamente nada, más allá de que la coronel es hoy una delincuente condenada, pero no pasará ni un día en la cárcel.
Así que en el país en el que el 62 por ciento de los privados de libertad son inocentes (porque aun no han sido condenados) aquellos que agotan el proceso judicial y son encontrados culpables van a su casa como si nada hubiera pasado.
Ahora solo falta que la Policía Nacional la condecore.
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