“Carretera de la muerte” hacia el Cibao
Autopista Duarte debe ser intervenida
La República Dominicana lidera, por mucho, las muertes per cápita en accidentes de tránsito del mundo, una etiqueta penosa y vergonzosa que habla muy mal del país.
Pero la culpa no es solo de los agresivos conductores que transitan en las calles dominicanas, sino también de caminos muy poco seguros, como es el caso de la Autopista Duarte, que fácilmente podría ser rebautizada como la carretera de la muerte.
A pesar de conectar a la capital quisqueyana con la región más productiva, en términos agrícolas y también de impacto económico importante, la Autopista Duarte es una de las más peligrosas, sino la más, de toda la nación.
Conducir de noche en la citada vía es similar a jugar a la ruleta rusa con cinco balas en el tambor, una pista en la que la iluminación es nula y los escasos “ojos de gato” ayudan muy poco al conductor.
Son pocos los tramos que tienen los carriles delimitados, sin hablar de los múltiples hoyos que con frecuencia hacen que los choferes pierdan el control y muchas veces se accidenten.
La principal autopista del país no debería tener condiciones tan pírricas como ésta, aun fuera por respeto al nombre que lleva.