Una resolución prudente
La resolución que limita los préstamos dolarizados a no-generadores de divisas reducirá las presiones cambiarias y permitirá acumular fondos para el servicio de la deuda
El año nuevo hindú y zodiacal acaban de iniciar y nos han brindado una resolución de gran visión.
La Junta Monetaria emitió una resolución que limita los préstamos en moneda extranjera para los no generadores de divisas a un 25% de las captaciones provenientes del público más los financiamientos en moneda extranjera (ME) que puedan recibir las instituciones financieras.
Los no generadores son los importadores y demás perceptores de ingresos en moneda local exceptuando la producción energética (petróleo, gas, carbón y equipos de energía renovable), y los financiamientos con tarjetas de crédito para alivio de los viajeros, compradores por internet y courriers.
En febrero de 2004 se emitió una resolución similar. Durante 2002 los préstamos en moneda extranjera habían crecido a una tasa interanual promedio del 32% llegando a representar un tercio del crédito total. Para 2003 la tasa de cambio presentaba una duplicación de su valor un año antes.
Muchas empresas no generadoras de divisas, quienes habían contratado deudas en dólares por las menores tasas de interés, no resistieron el golpe de pagos de intereses aumentado por el efecto cambiario. Para diciembre de 2005 el crédito en divisas había caído casi a la mitad.
Desde entonces, el crédito en dólares ha crecido sostenidamente recayendo sólo durante la pandemia. Entre marzo de 2021 y 2025 se ha duplicado a su actual balance de USD 8,500 millones, pasando de representar el 17% de la cartera total de préstamos a representar el 22%.
Este aumento estuvo asociado a un proceso de revaluación del peso durante 2021-22 y a una ralentización de la devaluación desde la segunda mitad de 2024.
Desde diciembre, cuando se rebajó la Tasa de Política Monetaria, el crédito en moneda nacional viene desacelerándose, y a febrero creció solo al 8.2% anual, una tasa propia de períodos de crisis económicas, mientras el crédito en dólares creció al 17.5%.
Visto que cualquier desaceleración de la economía estadounidense pudiera afectar adversamente nuestras exportaciones y remesas, y visto que la proyección del servicio de la deuda, aunque permanece estable 2025, aumentará un 43%, o USD 1,800 millones adicionales de pagos al extranjero en 2026, es prudente ir rebajando la deuda privada en divisas y ahorrar para el futuro.
¿Cuáles cambios en el crédito pudiera entrañar esto?
El 25% de los depósitos actuales equivale a USD 3,079 millones frente a préstamos a sectores no generadores de al menos USD 4,920 millones. Esto implica que unos USD 1,840 millones de préstamos dolarizados deberán trasladarse paulatinamente a deudas en pesos.
Este crédito, que aumentaría en el equivalente de RD$ 115,000 millones, daría uso productivo a una gran liquidez ociosa disponible.
En términos sectoriales, solo el sector Comercio, altamente importador, absorbe créditos equivalentes al 15% de los depósitos dolarizados disponibles.
Esto así, categorías como alquileres, adquisición de viviendas, transporte y construcción con poco o ningún componente importado deberán inclinarse por financiamientos en pesos para que los bancos puedan ajustarse al reglamento.
Esta medida prudente invertiría la actual composición de préstamos dolarizados entre sectores generadores/no-generadores, alineando el financiamiento con la capacidad de repago de las empresas.
Al pesificar los pagos de interés y amortización se reducirán futuras presiones sobre el mercado cambiario, se protege a las empresas de sobreexposición y permitirá reservar ingresos en moneda extranjera para cubrir los próximos servicios de la deuda externa.