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Los ofendidos de USAID

Transparencia a medias, la opaca defensa de Participación Ciudadana

Una es Participación Ciudadana, experta en asumir roles de representaciones y vocerías que nadie les otorgó. Con un prolongado activismo de supuesta lucha contra la corrupción y a favor de la transparencia, se metieron la lengua por donde no llega el sol desde que en el veinte algunos de sus principales miembros y sus familiares pasaron a ocupar importantes posiciones en el gobierno. A partir de entonces bailan la melodía que les toca el mal llamado "ministerio público independiente" y sólo se interesan por los casos de la última administración peledeista, mientras son ciegos, sordos y mudos con los ruidos, denuncias y debilidades más recientes.

Esa organización, abiertamente sumada a campañas que atentan contra la soberanía del país tratando de obligarle a asumir una mayor carga del problema haitiano, sobresale en los financiamientos de USAID. Pero ante los reclamos de que esclarezca el uso dado a los más de diez millones de dólares recibidos de un gobierno extranjero y como esos recursos pudieron influenciar el estado de situación política y social nacional, responden ofendidos y lanzando acusaciones falaces identificando sin aportar evidencias a un sector político como responsable de una supuesta ofensiva para descreditarlos. 

Expertos en reclamar transparencia a los demás, cuando llega la hora de aclarar sus cuentas ante la sociedad, cobardemente rehúyen y se escudan revelando de paso sus viejos odios y filiaciones políticas. 

Otros son periodistas y comunicadores, autodesignados agentes calificadores de la independencia y profesionalidad en el oficio y pretendidos censores morales de la sociedad y dueños absolutos de la verdad. A pesar de dedicar buena parte de sus carreras a denigrar a otros a partir de denuncias sin sustento o incluso simples rumores, ahora se enojan cuando toca a ellos recibir los azotes que otros padecieron cuando alegremente destrozaban honras y sin pruebas a cualquiera acusaban de corrupto, ladrón o bocina.

Expertos en calificativos denigrantes y maestros del insulto, implacables con todo aquel que estuviera fuera de su manada o grupos de interés, muestran una epidermis muy sensible cuando sus nombres salen al lado de cifras supuestamente pagadas por USAID.

Y si bien lo que se divulgó sobre ellos fue un burdo montaje por el cual su responsable debió disculparse públicamente, no es menos cierto que circula la información de que esa agencia de cooperación estadounidense pagó en el mundo a más de seis mil medios de comunicación y periodistas para promover temas de su interés.

Vistas las coincidencias de esa agencia con periodistas y activistas en temas como migración, nacionalidad y la agenda LGBT, buena parte de la sociedad les observa con ojerizas y con razón pregunta si de alguna forma parte de esas boronas cayeron en sus entornos. Pero en lugar de aclarar dudas legitimas, muestran esa soberbia de sentirse superiores y ofendidos responden con insultos y descalificaciones.

En fin, que el escándalo en torno al destino de los fondos de asistencia que brindaba el gobierno estadounidense no ha hecho más que empezar, y ya caen las primeras caretas develando las verdadera naturaleza de ciertas entidades e individuos.

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