Cultura y Poder: la filosofía nazista
Cómo el nazismo manipuló la filosofía para justificar el exterminio
Asombra conocer que contrario al estalinismo soviético que reclutó a grandes personalidades de la literatura y el arte para la difusión, defensa y propagación de sus proyectos de dominación totalitaria, el nazismo se sirvió de otra gama intelectual de élite para fundamentar una ideología que justificara su planteamiento de una raza superior y de otra raza de naturaleza inferior, plagada de defectos, que era necesario desarraigar del género humano.
Contrario a lo que se ha divulgado por décadas, antes de producirse el holocausto y que se diera curso a la solución final, los gerifaltes del nacionalsocialismo se cobijaron bajo la sombra primera de Platón y Kant, de quienes subvirtieron su pensamiento filosófico para validar la volkstum, o ideología racial, basada en la herencia de raza y en la tradición germana. Posteriormente, Martin Heidegger se encargaría de sostener los planteamientos filosóficos que afianzarían la ideología nazi. Los sostenedores del NSDAP -siglas del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán- eran cercanos a los conceptos de Freud y Nietzsche, pero es la incorporación de la filosofía kantiana la que va a constituir la base de la causa. Nietzsche no es el maestro-pensador de los nazis que se supone, sino que fue un kantismo de segunda, como lo califica Johann Chapoutot, el que es anexionado al discurso nazi, por el reconocimiento de Immanuel Kant como "la luz alemana del Este" y "el único patrimonio mayor de la Prusia oriental". Definitivamente, Kant fue un icono nazi, a quien acudían con frecuencia personalidades del nazismo como Goebbels y Himmler. Incluso, Adolf Eichmann, en el juicio de Núremberg, confiesa que había encontrado en "Crítica de la razón práctica", los elementos que justificaban la superioridad de la raza germana y el exterminio de los judíos. Kant estaba siempre presente en las publicaciones nazis y la SS instaba a la lectura de sus obras, de manera que sus jefes apelaban a Kant para certificar su legitimación cultural.
La filosofía griega fue también muy influenciadora en la forja de la revolución cultural emprendida por el nazismo. La civilización griega promovía el ideal del "hombre bello y bueno, atleta tanto del alma como del cuerpo". Los alemanes buscan parecerse al canon físico encarnado por los griegos: raza superior, resucitación de Adonis y Apolo, hombres y mujeres de pureza étnica, preparados para ser guerreros en el gymnós griego, el gimnasio o fitness de nuestros tiempos. Todo es cuestión de razas y de lucha de razas. Los nazis representan la raza nórdica pura, por lo que enfrenta al liberalismo y al marxismo, por considerarlos "avatares culturales" de la revolución industrial y de la raza judía.
Para entender los propósitos del nazismo y justificar sus crímenes incalificables, "había que operar en el cuerpo y en el alma del pueblo alemán una revolución cultural", como advierte Chapoutot. Antes de desplegar sus potencialidades criminales, el nazismo realizó una transformación cultural, creando un corpus normativo que hiciese entender a los autores de sus crímenes que sus actos eran legítimos y justos. Las claves estaban dadas: nacionalismo, racismo, antisemitismo, anticristianismo. Himmler, que consideraba al cristianismo como una peste, borra de la SS todo tipo de relación, incluso de mención, del protestantismo y del catolicismo. ¿Quiénes van pues a tomar los roles de esta revolución cultural? La élite intelectual de la época en Alemania: juristas, pedagogos, filósofos, filólogos, antropólogos, biólogos, historiadores, periodistas, a los que se unirán escritores y poetas, entre ellos el joven Günter Grass, que se encargarán de escribir folletos y libros para ser incorporados en las escuelas y universidades como material de estudio sobre la superioridad racial alemana. Al frente de esta élite intelectual, escogida no por nombradías literarias sino por especializaciones profesionales que sirvieran al objetivo, estaban los forjadores de la revolución cultural nazi: Joseph Goebbels, que era doctor en literatura; Hans Günther, doctor en antropología, raciólogo del partido nazi y un estudioso de la obra de Platón, a cuyo pensamiento le había dedicado un libro; el helenista Hans Bogner, y el comandante Heinrich Himmler, especialista, por formación paterna, en el Gymnasium, cuya misión era la formación de los "guerreros desnudos" alemanes, al estilo griego, los gendarmes que luego se convertirían en especialistas del crimen en el holocausto.
Esta tropa de pensadores crearía, con los filólogos, la lengua del Tercer Reich, la LTI (Linguia Tertii Imperii); produciría, con los filósofos, historiadores y antropólogos, una ideología, donde la historia cultural alemana y la "cuestión judía" quedarían definitivamente vinculadas; y con los pedagogos, un canon ético en el que un Kant distorsionado era "héroe del espíritu y de la cultura germánica", y donde los héroes inspiradores serían Leibniz, Hegel, Bach y Mozart. El "imperativo categórico" kantiano, el deber y la autonomía ética propugnada por el filósofo Joahnn G. Fitchte, la esencia militar alemana, defendida por Clausewitz, y el principio nacionalsocialista del interés y la defensa común, son las esencias de la renovación cultural alemana, pregonada por uno de los grandes juristas que sirvieron al ideal nazi, Roland Freisler. En este terreno, los nazis repudiarían los principios de la Revolución Francesa: libertad, fraternidad, igualdad. Con los hombres, pregonaban sus intelectuales, había que hacer lo mismo que con los minerales, los vegetales y los animales: clasificarlos, establecer jerarquías. Los ideales revolucionarios franceses, tan valiosos para el mundo occidental, no tenían lugar en la revolución cultural nazi. Para el nazismo, violar todos los conceptos morales, religiosos y éticos era una tarea histórica. Por esa razón, Goebbels, encargado de la propaganda y de la "educación del pueblo", en su función de comisario cultural, anunciaba eufórico en 1933, lo que para él era la mayor victoria de los nazis: "Hemos borrado el año 1789 de la historia alemana".
La llamada "locura del III Reich" fue, para los actores de los crímenes nazis, algo muy distinto a una locura. Fue necesario antes crear un corpus normativo, un relato filosófico, una doctrina racial de supremacía para que la Shoá, la catástrofe en hebreo, fuese considerada por sus perpetradores como un suceso normal y correcto. La vocación de universalidad, que era propio de cristianos y marxistas, no tenía valor para el nazismo. Lo relevante era conservar la raza alemana y supervivir biológicamente frente a la raza judía. De ahí que Hitler promoviese la poligamia, combatiese la falta de fecundidad, subvencionase la fertilidad, permitiese el apareamiento fuera del matrimonio con la finalidad de producir cada vez más hijos de raza pura, aspecto que practicaron los miembros de su secta dirigente. Era su política biológica, que abriría la puerta santa de la industrialización del crimen. Libros escolares, educación universitaria, cine, prensa y literatura sirvieron en la formación del nuevo hombre germánico. La revolución cultural nazi, aunque de modo parcial, creó un repertorio de ideas que fundamentaron la excepcionalidad de la raza nórdica. Contrario a la revolución rusa, inspirada en la filosofía de Carlos Marx, los nazis crearon su propio cuerpo de doctrina luego de llegar al poder. De los intelectuales que prohijaron esta revolución cultural, unos huyeron, muchos se suicidaron, otros perdieron credibilidad y murieron en la insignificancia, y unos pocos como Heidegger y el joven que desde los 10 años fue parte de las Juventudes Hitlerianas, Günter Grass, se reevaluaron y reinstalaron, este último hasta obtener como novelista el reconocimiento mundial y recibir el Premio Nobel de Literatura en 1999.
- LA REVOLUCIÓN CULTURAL NAZI
Johann Chapoutot, Alianza Editorial, 2018, 294 págs. El nacionalsocialismo no fue una locura ni un acto de fe ciega. Creó mecanismos para difundir una lógica con fines políticos y para negar a sus víctimas la condición de ser humano.
- LTI LA LENGUA DEL TERCER REICH
Victor Klemperer, Círculo de Lectores, 2005, 378 págs. Setenta y ocho años después de su primera edición, este libro sigue siendo uno de los estudios lingüísticos indispensables para entender cómo el nacionalsocialismo manipuló a una sociedad entera.
- LOS ORÍGENES INTELECTUALES DEL TERCER REICH
George L. Mosse, La esfera de los libros, 2023, 495 págs. La variante alemana del fascismo fue única en su especie. El nacionalismo y el racismo se convirtieron dentro del movimiento de Hitler en una religión política efectiva e interiorizada por millones de personas.
- MI LUCHA
Adolf Hitler, Jusego, 2016, 430 págs. Sancionada su difusión por decenios, esta autobiografía muestra el pensamiento de a quien sus ciudadanos dieron el nombre único de Führer. El "Main Kampf" devino en catecismo del nacionalsocialismo.
- Y SIGUIÓ LA FIESTA
Alan Riding, Galaxia Gutenmberg, 2011, 489 págs. La vida cultural en el París ocupado por los nazis. André Breton se exilió. Iréne Némirovsky encontró la muerte. Algunos escritores pasaron a la clandestinidad y a la resistencia. La mayoría siguió viviendo y trabajando.