Una esperanza llamada Kamala
El retiro de Biden impulsa a Kamala Harris como la nueva esperanza para los demócratas en la contienda electoral
El presidente estadounidense Joe Biden tiene ochenta y un años, y con razón muchos cuestionan sus facultades para gobernar. Su conducta es la normal en un octogenario: olvida y confunde nombres y se mueve a un ritmo lento. Pero aún si estuviera padeciendo algún tipo de problema cognitivo, y quién sabe si hasta en medio de un coma inducido, es probable que sea dos veces más estadista que su rival electoral Donald Trump.
Y, sin embargo, Biden no tenía ninguna posibilidad de ganarle en noviembre, pues en ese enfrentamiento la atención no habría estado centrada en sus ideas y planteamientos o en los logros y fracasos de su gestión, sino en sus errores y lapsus. Sin importar que tras algún tipo de confusión pudiera completar el resto de una conversación o discurso de forma articulada y coherente, lo que resaltaría la prensa, y en lo que se enfocaría la discusión, sería en el desliz. Ya era la dinámica antes del debate de junio y desde aquella infausta noche sólo fue a peor.
Una situación que colocó al Partido Demócrata en un estado depresivo y en pánico a su liderazgo. Las presiones sobre el actual presidente y candidato fueron incrementando con el paso de las semanas. Hasta que Biden se vio obligado a dar un paso al lado y retirarse de la carrera.
Y así, como después del debate presidencial todos los sucesos posteriores favorecieron a los republicanos, desde el retiro de Biden los acontecimientos parecen favorecer a los demócratas.
Lo primero y más peliagudo era determinar la heredad de la candidatura, y con más rapidez y consenso de lo previsto, esta recayó en la vicepresidenta Kamala Harris. Biden la apoyó minutos después de anunciar su retiro y en las siguientes horas lo hicieron todos los que de alguna forma figuraban como potenciales presidenciables, así como el liderazgo congresual y todos los gobernadores demócratas. En menos de 36 horas, Harris había conquistado a más de la mitad de los delegados de la convención, y con ello asegurado la nominación presidencial.
Y en ese nuevo escenario los primeros movimientos también favorecieron a Kamala. Los aportes a su campaña se dispararon, mientras los sondeos que mostraban a Trump con seis y siete puntos de ventaja sobre el actual presidente, casi en lo inmediato proyectaron un empate técnico. El republicano todavía superando a la demócrata, pero dentro del margen de error. Y si bien las posiciones liberales que caracterizan a Harris no atraen demasiado a los votantes independientes en estados claves del llamado Cinturón del Oxido como Pensilvania, Wisconsin y Michigan, la irrupción de esta mujer de cincuentainueve años, hija de inmigrante y afrodescendiente, ha entusiasmado un fragmento importante de la coalición conformada por mujeres, afroamericanos y jóvenes que propiciaron las victorias tanto de Obama en el 2008 como de Biden en el 2020.
Trump todavía encabeza las encuestas en los siete u ocho estados que van a definir la contienda, pero la entrada a escena de Kamala Harris insufla esperanza a los demócratas y propone un nuevo escenario cuyo desenlace ya no es tan fácil proyectar.