Cartas náuticas
Historias de una amistad a distancia
La carretera muestra por dónde tienes que pasar para llegar al punto X.
Cuando llegas al sitio te das cuenta que se trata de una buena carretera. En otras ocasiones se trató siempre de permanecer en el pueblo. Con la conjunción correcta de los astros, había que esperar a que la noche te diera las instrucciones. Según me dicen, esto es equivalente a esperar a un barco con el que zarparás hacia mares lejanos.
Conozco a S, una amiga que tiene la enorme gracia de trabajar para un crucero al que me ha invitado. Quiero decir algo sobre esta embarcación por aquello de investigar lo que no sabes, algo que aprendimos en Agatha Christie hace mucho tiempo. Resucitaré la tinta verde de Nigel?
Con una sonrisa que ha perdurado a través de los tiempos, mi amiga no es amiga de los últimos meses sino de hace más de treinta años, aunque debo decir que se trata de una amistad a distancia: la tengo en el celular y no nos reunimos mensualmente sino anualmente. Pese a la distancia que nos ocurre, creo que es una buena amiga que ha encontrado este trabajo espectacular, lo que la hace un imán para gente que quiere saber de otras aventuras. Uno sabe que no todos los días se oye decir: "el avión, el avión", la clásica frase del enano Tattoo en la serie La isla de la fantasía (transmitida por ABC), la que veíamos en una infancia más profunda que la que conoció nuestra amiga.
Con cierto nivel de exclusividad, el crucero viene poco a la isla de Santo Domingo. En días soleados, hay que tomarlo en Miami en un puerto multitudinario. Mi amiga me dice que quiere verme antes de finalizar el año. La he visto en otras partes hace un año pero es cierto que no vendrá al país hasta diciembre. Tiene el mundo (y sus destinos) bien planeados.
De extremado lujo, el crucero tiene un personal "altamente capacitado" y cuando llegas a las islas lejanas (se trata del Mar Mediterráneo), lo único que puedes es salir a tomar un poco de aire o refugiarte en los postres. Es lo que me ha dicho mi amiga S, para quien todo esto se trata de una aventura que ni ella misma sabe en qué momento comenzó a formar parte de su vida. ¿Quieres algún Martini?
Algo que posiblemente caiga en una carta de ruta dada a las autoridades, en la costa dominicana podemos ver estas grandes embarcaciones que vienen y son altamente seguras (como he dicho). Se trata de una maravilla: si usted puede montarse en uno hágalo que es una experiencia que solo se vive varias veces para no decirlo con las palabras de la cantante española: "solo se vive una vez".
En un mensaje que he leído varias horas después de haber sido enviado, mi amiga S me dice que estos barcos son altamente seguros y disipa mi temor por lo que me dice que me enviará el boleto para una vuelta a bordo.
En una relación que ha tomado años construir, estamos en ese momento en que cualquier invitación se torna en una ocasión para descubrir asuntos del mar caribeño u otros mares. No se trata de quedarse en una isla sino en andarlas todas, según S me dice. He pensado en una manera idónea para esperar este momento: pongo Pictures of You y me quedo como a la expectativa de un mensaje que no acaba de llegar. Es el momento en que espío otros libros que he encontrado en las orillas. Uno piensa que colocar una biblioteca en una casa a orillas del mar es un gran acierto para los viajeros.
A través de un escueto mensaje, le he dicho a mi amiga que el ticket puede esperar y que yo también la invito a Punta Cana. En ese momento me llega la noticia de una reunión en una plaza de Santo Domingo. Esa chica que no es fan de Winslet (yo tampoco lo soy a la manera de Minogue), me ha dicho que la reunión es a las seis de la tarde y que van unos extranjeros: a hablar inglés entonces pienso, algo que mi amiga tuvo que aprender de manera ágil, aunque hay que reconocer que lo estudió perfectamente en el país.
Como si se tratara de un cajón donde fueras guardando legendarios misterios, conservo en mi memoria los libros de esa biblioteca pequeña pero bien abastecida en un lugar parecido a los grandes institutos para aprender idiomas que vemos desparramados por todo el mundo. Recordando nuestra última conversación, ahora no se trata de decirle a nuestra amiga que los barcos son caros sino de algo más a la mano: hemos perdido el temor de subir a una embarcación de las del tipo que ella organiza en viajes inolvidables.
Con viejas imágenes de otros lugares, he pensado en La Vuelta al Mundo en Ochenta Días, el libro de Julio Verne. También he meditado en otros que nos parecen los primeros libros de viajes. Discípulos de Costeau, consideramos que es sencillo amanecer en altamar y luego llegar a destinos que favorecen la estadía milimétrica en pueblecitos turísticos de intrincadas partes del mundo. Si tenemos islas en nuestra ruta mejor todavía.
De manera recurrente, S ha pensado que los libros de viaje le permiten concebir las próximas peripecias. Algunos viajes se los toma con toda la sabiduría del mundo: en esa callecita ha podido comprar unos souvenirs que regala a su madre que vive en Miami y quien espera saber por qué destinos andará en los últimos días.
Fijándose en la posibilidad de otros viajes, mi amiga me dice que este año tendrán buenas ofertas que los pasajeros no podrán rechazar: ella es una dominicana que se las sabe todas. Media chistosa, me ha dicho también que no se trata de pasarla bien sino espectacular. Su trabajo se parece a los que vemos en las películas pero ya se sabe que ella ha cronometrado todo lo que hace en sus fotos. Dispuesta a cualquier consejo turístico, (cualquier recomendación a viajes a otros países), me parece que tiene claro cuál es su oficio. Me pregunto en qué momento va a Coconut y en qué otro momento se queda extasiada ante la Casa Merrick.
Queriendo decirle que venga, cuando me dice que este año no vendrá al país le digo que me gustó mucho verla el año pasado. Ella sabe que no es tan fácil llegar a un sitio sin conocer los edificios y por esto me ha dicho -y le he tomado la palabra- que las mejores ofertas son para este año. Le digo que tengo unas fotos que quiero que vea: las he tomado en una zona playera a la que voy muchas veces en el año.
Como hubiera pensado Lumiere, las fotos tienen una buena función porque me permiten ver los avances que tienen estas zonas que se transforman ante nuestros ojos. El desarrollo ha llegado para quedarse en muchas zonas de esta isla que Colón tanto amó. Sabemos bien que no es sencillo salir en temporada de lluvias a los enclaves turísticos pero se encuentra la manera.
Con una bibliografía organizada, uno se pregunta en qué tiempo estos escritores políticos norteamericanos pueden dedicarse a escribir unas memorias tan largas. He pensado que si llevo uno de estos libros de memorias a la playa podré entender mejor algunos asuntos del internacionalismo tan en boga.
En tus peripecias lectoras, exiges saberlo todo de primera mano de altos políticos que tienen el don de narrar sus aventuras para una enorme cantidad de lectores.
En lugares diversos, he leído varios de estos libros y me queda la sensación de estar en una demostración de teatro donde los actores han acumulado tanta experiencia para narrarla luego con los adverbios y modos lingüísticos adecuados. Fue Shakespeare el que dijo: "the whole world is a stage, people merely players".
Más allá de las instancias políticas y económicas, esta lectura me hace pensar que mi amiga S tiene que leer este último libro. Lo hará en altamar, algo que George W. Bush no planeó.