En busca del Macron dominicano
Un reportaje a raíz de su elección como presidente de Francia lo presentaba así: “es la primera vez que se presentaba a unas elecciones, tiene menos de 40 años y no pertenece a ningún partido. Y ganó.”
Es que Emmanuel Macron, al decir del diario Liberation, cuando cumplió 34 años, “ya había vivido tres vidas”. Estudió filosofía, a los 30 años de edad entró a trabajar como banquero de inversión en Rothschild & Cia, y de ahí saltó a la arena política, primero como asesor económico del presidente socialista François Hollande y, desde 2014 como su ministro de Economía.
Macron es un liberal centrista, defensor de la participación de la empresa privada en la economía, y en su campaña electoral prometió achicar el Gobierno, recortar el gasto público y reducir la tasa de desempleo.
Existen notables semejanzas entre lo que buscan los dominicanos de hoy y este político singular, el más joven presidente francés después de Napoleón: es joven, carismático, no pertenece a ningún partido, promete achicar el Gobierno, bajar el gasto y crear empleos. La diferencia entre Macron y los políticos dominicanos es que nadie aquí se atreve a proponer medidas radicales de corte económico y social. Ningún político se atreve a defender la libre empresa sin poner una larga coletilla y nadie presenta un plan para acabar con el desorden en la vida nacional.
¿Existe un Macron en el país? Claro, pero está escondido, no se atreve a salir, porque nuestros políticos tradicionales, ahora con gran poder económico, han secuestrado las instituciones. No es sólo el PLD. Todos son socios en esa corporación mafiosa que controla las posiciones, los contratos y las candidaturas. Hay que seguir presionando por condiciones para que puedan salir a luz los Macron criollos.
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