Muchas gracias
Permítanme agradecer notas de felicitación y de preocupación que he recibido con motivo de mi retiro de la dirección de Diario Libre. Creo que el país sale ganando porque soy una “bocina” menos, según algunos.
Sabía que en la cultura dominicana nadie se retiraba o renunciaba, pero ignoraba cuán arraigado estaba ese concepto hasta que se dio a conocer mi retiro.
En todas las felicitaciones la gente se preguntaba qué iba a hacer, que me iba a aburrir, como si solo se viviera de un empleo; que si estaba enfermo, que si me iba de embajador a algún lado, en fin no parecía existir un motivo plausible, aunque fuera el egoísmo, para dejar una posición importante sin estarse muriendo.
Están equivocados los que, a pesar de tener con qué vivir, se aferran a una posición aunque sepan que ya no están en plenas condiciones para ejercer el puesto pues como me dijo un viejo amigo ya fallecido: “Los cementerios están llenos de insustituibles”.
El retiro es una ley de la vida, no solo para dar paso a las nuevas generaciones y a las nuevas ideas que puedan traer, sino también porque la familia merece tener, aunque sea en el último tramo de la vida, una pequeña recompensa por sus sacrificios. Además, la vida del retirado puede ser tan plena como la del trabajador, pero sin la pesadez del horario ni de las obligaciones fijas. No es cierto, en este caso, que las oportunidades se pierden: Bahía de las Águilas seguirá ahí para visitarla, al igual que Australia.
Entendemos tan poco y creemos menos en el concepto de retiro que el lunes me ofrecieron empleo... ¿Qué parte del retiro no se entiende?
Si mi retiro sirve de ejemplo a otros, magnífico. A los que lo están pensando, no pierdan la oportunidad de volver a trabajar por lo más importante: la familia.