Mi despedida
A partir de esta edición de Diario Libre, por decisión propia, ya no seré su director.
Ha sido una experiencia gratificante, llena de satisfacciones personales y un ejercicio diario de paciencia, humor, prudencia y también, de sabiduría y buen juicio.
Encontré amigos desconocidos en el afecto en estos 20 años. Encontré a muchos otros amigos menos cálidos cuando se tocaron sus intereses o sus angustias, pero esa es la naturaleza humana.
Salgo profundamente agradecido de la acogida que se ha dado a las ideas que expresé en los editoriales, en los AM y en la orientación del diario. Esas ideas son el pensamiento de un dominicano de clase media que quiere ver a su país por el rumbo de la institucionalidad, de la decencia, del respeto a la libertad y que repudia por igual la corrupción, los falsos valores y las moralidades turbias. Mi mayor premio sería que algunas de esas ideas calaran en algunas personas y el egoísmo y la intolerancia perdieran aliados en el país.
Mi agradecimiento va también a los que me orientaron y criticaron sanamente. Creo que salgo mejor persona del Diario Libre, porque conozco mejor a la gente y me conozco mejor.
Estoy muy agradecido de los lectores que nos continúan favoreciendo con su calor, de los anunciantes que nos apoyaron y a todo el personal de Diario Libre que trabajó sin mirar el reloj para que este diario alcanzara la posición de liderazgo que tiene.
Agradezco, finalmente, a Dios que me dio la oportunidad de servir al país desde un lugar privilegiado y de poder regresar, sin haber perdido el sueño, de seguro gracias a su protección, al ruidoso silencio del historiador y al calor de mi familia.
Gracias del alma a todos.