Hoy no hay clases
Apenas ha comenzado el curso escolar, después de un año y medio con las escuelas cerradas, cuando las elecciones de la ADP vuelven a dejar a los alumnos en sus casas. Injusto.
La pandemia de COVID-19 va a tener un efecto devastador en la educación. Unicef calculaba hace unos meses que el retraso a nivel regional de Las Américas, contando con que se reiniciaran las clases presenciales, iba a ser de un año de aprendizaje. En otro lado del mundo, en Sudáfrica, las autoridades educativas hablan de que los niños aprendieron hasta un 75% menos que en un curso normal.
No es solo la educación. La salud mental de niños y adolescentes ha disparado las alarmas. Se ha detectado un aumento preocupante de las autolesiones y de las depresiones. Una niñez y una adolescencia abruptamente interrumpidas, un alejamiento de sus compañeros y una situación anómala en el hogar han provocado un deterioro de la salud mental que, además, estaba mal atendida ya antes de la pandemia. Trastornos más graves de alimentación y ansiedad además de abuso de pantallas y obesidad son las consecuencias para este grupo etario que además, es el que menos contagios ha registrado.
Por eso es incomprensible que el sindicato no haga el esfuerzo, aunque sea este año, de hacer sus elecciones un día que no implique perder horas lectivas. Se sabe que es un duelo político y el premio de manejar más de 400 millones de pesos al año. Pero por una vez, dadas las circunstancias, debieron haber antepuesto el interés de sus alumnos. Al menos una vez, para variar.