Se necesita a los mejores
La diplomacia dominicana en tiempos de convulsión mundial
No hay más que asomarse al mundo (y basta una pantalla) para entender que la geopolítica manda sobre nuestras vidas personales de una manera directa e inapelable.
Seguimos la actividad diplomática de Ucrania a China, de Estados Unidos a Venezuela, sabemos de los países árabes más que nunca y seguimos las migraciones masivas en África, Europa o América Latina porque sabemos que... todo nos atañe.
Hace ya muchos años que República Dominicana no es solo ese "secreto" mejor guardado, un destino paradisíaco donde hacerse fotos recostados de un cocotero cimbreante al borde de una playa blanca.
En la región, contamos y mucho. Vivimos pegados a un estado fallido, rodeados de otros fracasados y mantenemos un crecimiento económico y una paz social que nos ha destacado en el continente.
La labor de la diplomacia dominicana ha sido consistente en todos los foros y en sus procesos internos, avanza hacia una mayor profesionalización; eso también se nota y cuenta. Aunque todavía haya nombramientos con sabor a premio quién sabe por qué, hay una generación de diplomáticos que está dejando una impronta valiente y valiosa.
Ahora, y diez años después del último, se abre un concurso público para entrar en el cuerpo diplomático. Será interesante ver quiénes formarán esa nueva hornada de representantes en el exterior. Llegarán en un momento histórico mundial imprevisible y excitante. Tendrán una formación más exigente y una mayor responsabilidad histórica. Por decirlo de una manera simple y coloquial, hoy el horno no está para bollos.
La diplomacia es política, economía, cultura, historia y defensa y ataque. Hoy el mundo vive un momento tan convulso, que la diplomacia internacional necesita a los más sensatos, responsables e inteligentes. En el caso concreto de República Dominicana, la puerta se abre para que entren los mejores.