Cifras que bailan
Cifras que aplauden los gobiernos y afectan a los ciudadanos
Hay cifras que parecen buenas y no lo son tanto. Ocultan en forma de buenas noticias realidades de dudosa bonanza.
Las remesas son una de ellas. El gobierno (éste, los anteriores) aplauden que cada mes crezcan y se sumen a las divisas que genera el país. Y sí... pero no.
Las remesas prueban que miles de familias viven en el límite y necesitan que sus parientes emigrados ayuden. La patria que no dio a sus hijos lo que necesitaban ahora alardea de que esos emigrantes además sostengan a los que se quedaron.
Las ayudas sociales son otra. Con alegría y orgullo el gobierno (éste, los anteriores) presume de aumentar cada trimestre las ayudas a la subsistencia. Eso solo significa que por sí mismos, miles de ciudadanos no tienen forma de ganarse la vida o que si la tienen es tan precaria que necesitan asistencia social. Es populismo electoral disfrazado de buena gente.
Siempre habrá una parte de la población (aquí y en todas partes) que necesitará ayudas especiales. Pero si esas ayudas llegan a la mitad de los ciudadanos, como ha revelado Crees, no hay de qué presumir. Algo muy gordo falla y no hay que alegrarse de ello. Y ese algo es la educación, la salud y el empleo. O sea... lo más elemental que debe ofrecer un Estado.
Los beneficios de los bancos son una tercera cifra que cosquillea. Es magnífico que quien guarda nuestro dinero sea rentable y seguro y por eso publicitan sus éxitos; es entendible. No es tan agradable sin embargo, pagar intereses tan altos y tantas comisiones e impuestos por dejar que maneje nuestros ahorros quien consigue tan gloriosos beneficios con ellos.
Y por último... el 4 % destinado a Educación. Aplausos, una maravilla que crezca al ritmo del PIB. Una pena los resultados.