El otro amigo americano
USAID, impuestos y burocracia ¿a dónde va realmente el dinero?
USAID repartió por el mundo 44,000 millones de dólares en 2024. Aplausos: eran fondos tan bien recibidos y aprovechados como los que llegan de la Unión Europea o de las agencias de cooperación nacionales (AECID, GIZ...) O eso creíamos.
Se siente dinero en abstracto, esa ayuda al desarrollo. Son fondos que van de los países ricos a los más pobres, lo cual es justo... ¿o no? Y a países no tan pobres, porque RD ya es de renta media y ese no es un detalle menor a la hora de extender la mano.
Pero el dinero público tiene un dueño muy concreto: los contribuyentes. En el caso de USAID de los que pagan impuestos en EE.UU., como la AECID utiliza el dinero de los españoles y la GIZ de los alemanes.
Todo esto es obvio. Lo que quizá no sea tan obvio es la conformidad de aquellos contribuyentes sobre cómo y en qué se gastan sus impuestos. ¿Fondear con dinero público una fundación de los Clinton? ¿O de Soros? Hacer filantropía con dinero público no tiene mucho mérito, lo sabemos por el ejemplo básico del barrilito senatorial. Piense en su nómina: ¿apoyaría que una parte de lo que le retienen fuera a sostener proyectos personales de políticos o millonarios?
Es deseable que la USAID permanezca. Y que la campaña de difamación en redes (¡otra más!) contra periodistas tenga repercusiones para sus impulsores. USAID cumplirá la agenda republicana como ha cubierto la demócrata estos años. El cuánto, dónde y cómo importan. Suben los impuestos en todo el mundo y quizá, solo quizá, el contribuyente global ya se ha cansado de pagar proyectos, muchos de resultados inciertos, sostenidos por una burocracia gigantesca.
Cómo gastan nuestro dinero los gobiernos es lo que se cuestiona.