A la universidad
Irlanda abre el camino, influencers podrán obtener título universitario
Era cuestión de tiempo. Si algo produce dinero, el mercado lo incorporará y le sacará el jugo. Ahora ha llegado a la academia, a la universidad, la carrera de influencer.
Los pioneros han sido los visionarios de la Universidad Tecnológica del Sudeste (SETU), en Carlow, Irlanda.
Allá, "Creación de contenidos y redes sociales" será una carrera de cuatro años. Más o menos como Derecho o Psicología. ¿Nuevos tiempos demandan nuevos estudios?
Por un lado, suena a ejercicio inútil. Habrá quien pague la matrícula, pero la profesión (o el oficio, o la actividad, o... como queramos llamarla) ya está establecida y los que la hacen rentable no verán necesario estudiarla.
Tampoco habrá gobierno que se atreva a regular por esa vía el territorio más anarco de la Matrix. A lo sumo, se lo plantearán las dictaduras que aspiran a controlar el espacio digital. Exigir un título para influir puede ser una de las puertas que se abre a los autócratas para controlar la conversación.
Por otro lado, no suena tan mal que jóvenes que sueñan con ser influencer o youtuber se planteen pasar antes por las aulas. Algo aprenderán y por lo menos (y con suerte) escucharán lecciones sobre aristas que no se planteaban.
No nacieron como influyentes y quizá les dimos demasiado pronto un nombre con más peso que el que debieran tener en algunos aspectos de la vida.
A los primeros los oían los adolescentes, era un juego. Luego las marcas los graduaron pagándoles bien fuerte, ya era un negocio. Y por último ocuparon un espacio en la política y la información; ya hablamos de poder.
Unos son empleados de las marcas y otros altavoces de los políticos. Los independientes son los menos, ni las marcas ni los gobiernos los patrocinan. Pero son lo más interesantes.