La vice vuelve a clase
El regreso de Raquel Peña a las aulas, es un mensaje para la educación
En política todo gesto conlleva un mensaje. El silencio vale tanto como una declaración y la presencia tanto como una ausencia estratégica.
Si eso fuera así, habría que pensar qué expresa doña Raquel cuando decide volver a enseñar.
Supongamos que simplemente añoraba ese espacio porque la docencia es su primera vocación. Que dedicar 24 horas al día a la política funde el cerebro a cualquiera y que las aulas pueden ofrecer un descanso mental. Que la presencialidad es indispensable: mensaje directo a todos los profesores universitarios que se resistieron (y todavía) a dejar el zoom después de la pandemia.
Más: que es la persona que más se preocupa por la Educación en este gobierno y que quiere llamar la atención sobre el sector. Que no quiere olvidarse de su profesión para cuando deba retomarla. Que recuperar la calidad de la educación es un asunto de todos, que no se debe dejar solo a los ministerios ni a la ADP. Que hoy enseñar puede ser el voluntariado más necesario para el país.
Todas las anteriores. O ninguna.
Que la vice vuelva a dar clase es un magnifico mensaje. Este gobierno no termina de acertar con sus políticas educativas. Ni los estudiantes reciben lo que necesitan, ni los maestros están contentos, ni la inversión del 4% que sostienen los contribuyentes está justificada por los resultados que se obtienen.
Disfrazar la realidad con unos datos en cemento y varilla que nunca alcanzan a las necesidades, insistir en un aumento de sueldo a maestros que ni siquiera creen que esa sea su prioridad, retroceder en los resultados de las pruebas nacionales...
(Esa vuelta al aula es importante.)