Eduardo Villanueva
El legado de Eduardo en las Artes Escénicas, más allá del escenario
Nadie puede objetar que le haya sido otorgado el Premio Nacional de Artes Escénicas. A su calidad como artista en el escenario se une la generosidad con que comparte su vastísima cultura, la capacidad para enseñar a sus no siempre tan duchos oyentes y la amabilidad exquisita de su trato personal.
Eduardo parece dominar todas las ramas de la cultura clásica. La danza, la ópera, la música ... es un baúl sin fondo de datos, anécdotas, nombres y fechas. Debe tener sus preferencias, claro, pero habla de cualquier compositor o intérprete con el respeto que le infundirían sus ídolos. En un tiempo actor indispensable en la escena pública, es el espectador cultivado y entusiasta que cualquier artista quiere tener en la platea.
Su Taller de danza moderna (confesión de una alumna) era el oasis de la semana. Un espacio y un tiempo para desconectar del ruido, valorar la trascendencia del silencio, entender la importancia de la repetición del gesto, la conformidad con el esfuerzo autoimpuesto. Aprender algo nuevo.
Como siempre ha marcado su propio camino, este Premio no le distraerá. Seguirá con sus planes, que tantas veces le han llevado contracorriente.
Nadie puede objetar esta decisión, y eso es difícil de decir cuando se habla de Arte, ese mundo en el que se inventaron los críticos.
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