¿Son los nuevos mejores?
Evolución del arte dominicano en la Bienal
Cada Bienal trae su propia discusión. Reflexión, si prefieren un lenguaje "apto" para todas las sensibilidades. La de este año no será la excepción y se puede visitar (buena afluencia el sábado), ahora que ha terminado la Feria del Libro, con más tranquilidad en el Museo de Arte Moderno.
Gran acierto, colocar las obras ganadoras de las últimas décadas. Una excelente oportunidad de entender cómo han evolucionado las diferentes generaciones de artistas dominicanos y entender, con las obras a la vista, si el arte de hoy tiene algo nuevo que decir. Si hay artistas que al menos lo intentan.
Porque, como visitante y no como crítico, usted se puede acercar con más libertad y sin restricciones profesionales o mentales a las obras de ayer y de hoy y confesar en voz alta (o baja, como prefiera) cuál le gusta más.
Porque el arte es sentimiento: le gusta una obra o no. Entender el arte es un rebuscamiento intelectual que la mayoría de las veces sobra. Si le tienen que explicar varias veces una obra... probablemente es que no le gusta.
Algo falta en las obras de los jóvenes en esta Bienal. Y puede ser algo tan simple como que se repiten año tras años los mismos recursos visuales, las mismas temáticas, el mismo mensaje políticamente correcto sin nuevos ángulos. Sin sorpresas. Sin la maestría en el dibujo o en el trazo, sin originalidad. Salen perdiendo en la comparación con los artistas de los años 40, 50, 60... del siglo XX hasta los del año 2,000, cambio de siglo.
Como hay premio del público, vayan y voten. El voto es secreto solo si se quiere, así que ahí van los míos: Fernando Calzada, Julio Guillén, July Monción, Irene Sierra, Ramón Calcaño. Todos con obras espléndidas. De esas que captan la atención un buen rato. Por lo asombroso de su técnica, la novedad de un tema clásico, la belleza del resultado. Visiten a la Bienal, siempre merece la pena.