Cambio de estación
Inicio de clases, curso político y económico, Bienal de Artes Visuales, vuelta a clase
Todo recomienza. El inicio de las clases nos resetea a todos, incluso a los que no tienen que llevar niños a clase ni han pasado el verano de vacaciones. Empieza el curso. Arrancan muchos cursos.
El curso político, porque aunque estamos en campaña desde hace meses, ahora las encuestas cosquillean más y las alianzas obligan a actuar. El económico, porque el dólar empieza a dar síntomas de mareo y el último cuatrimestre no despierta tan buenas sensaciones como otros...
El artístico, con una Bienal de Artes Visuales recién inaugurada y que promete dar sorpresas. Por supuesto, levantará las críticas al Jurado de selección y al de premiación sin las que una Bienal no despertaría tantas pasiones ni discusiones irresolubles. Y este año, con la Feria del Libro, arranca también el momento de los escritores, que merecen un poco más de ganas por parte de la administración...
La vuelta a clase, la de verdad, la de la escuela, está siendo en estos últimos años una nota de obligado cumplimiento que se puede escribir de memoria. Inauguración del presidente. Se hablará de miles de millones invertidos y de las críticas de la ADP por las obras inconclusas, de los errores que detecta ya el sindicato en los libros del Minerd. Hablaremos de los libros digitales (que no son tales, son simples PDF) en dispositivos que nadie se atreve a certificar que funcionan y de rutas de transporte escolar que habrá que ver si pasan...
Pero el nuevo curso debería oler a libros nuevos, a lápices de colores con punta afilada en cajas sin estrenar, a profesores motivados que despiertan curiosidad, a graduación en pocos meses, a reencuentro con los compañeros, a chillidos y risas en el patio, a deporte escolar. El nuevo curso tiene la categoría de cambio de estación.
(Aplica a todos.)