Otra vez los libros
Antes eran los padres los que se quejaban por los continuos cambios de los libros en colegios y escuelas.
La decisión del Ministerio de Educación de delegar en las academias, las universidades y otros intelectuales la elaboración de los libros de texto de los estudiantes de primaria y secundaria del sistema público ha sorprendido.
No solo a las empresas editoras; también en ciertos círculos académicos se preguntan cómo esas instituciones van a tener listos, para el 23 de enero, libros de texto para este curso. (Teniendo en cuenta, además, que hacer libros de texto no es su área de experiencia.)
¿No hay unos plazos, unos procedimientos? ¿No tienen que aprobarse unos términos de referencia, o serán los mismos que ya estaban definidos para las anteriores licitaciones? ¿Ha habido licitación o se han asignado directamente? ¿Compras y Contrataciones tiene conocimiento de estas adjudicaciones? ¿Y los textos no eran antes aprobados por la OEI, a cuya opinión se le daba un valor sustancial? ¿Qué opina? ¿Quién imprimirá? ¿Esa parte sí se licitará? ¿Qué universidades han aceptado hacer libros y cuáles no? ¿Por qué? ¿El supervisor, o sea el Minerd, puede ser ahora el autor? ¿Quién le va a regular?
Antes eran los padres los que se quejaban por los continuos cambios de los libros en colegios y escuelas. Los textos del hermano mayor no le servían al mediano, mucho menos al menor... El gasto cada año escolar era importante.
La actualización de los textos por los nuevos currículos, los cambios pedagógicos, el famoso aprendizaje por competencias... todo obligaba a rehacer textos, reimprimir millones de volúmenes.
La disposición es demasiado reciente, no se han dado las explicaciones suficientes para entender la decisión. Toca ahora recoger las respuestas, despejar las dudas. Y que se decida lo que garantice, de una vez por todas, buenos libros de texto, a tiempo y suficientes.