Las escuelas que faltan
El embrollo es tan complicado que hasta el presidente se involucró
El tema de las escuelas inconclusas es complicado de seguir... Tanto, que mereció que el mismo presidente de la República desenredara la madeja.
La pregunta es obvia: ¿por qué si el Minerd maneja tanto dinero no termina las escuelas que se necesitan? Resulta que el embrollo es jurídico, económico, demográfico y por supuesto... de mala gestión acumulada. Además, se ha prometido ampliar la educación inicial y se trabaja en aumentar el número de las estancias infantiles y de educación especial. Y eso exige aulas.
En cuanto a las obras iniciadas, deshacer los entuertos no es sencillo: algunos contratistas no aparecen, otros constructores cobraron el adelanto pero no hay terreno donde levantar la escuela asignada, otros no se presentan ni para cobrar. Sobran aulas en algunos pueblos, faltan en otros y muchas más en algunos barrios de las ciudades en los que ya no hay terreno apto para levantar escuelas.
A esto se añade el problema del cierre de colegios privados durante la pandemia y la búsqueda de plazas para estos alumnos en escuelas públicas
No le ha tocado una herencia cómoda al ministro Hernández. En un escenario ideal, alguien se ocupará de los temas de construcción y él podrá enfocarse en la calidad de la enseñanza, que es tan urgente como el cemento y la varilla que tanto apasionan.
Un bono de 500 dólares para los que se han quedado sin plaza, a menos de una semana de comenzar el curso, suena a medida de difícil aplicación. Con la buena voluntad de todas las partes quizá sea un experimento que funcione. Y quizá, solo quizá, sea el germen de una propuesta a la que alguien ya está dando forma: entregar el dinero directamente a los padres para que ellos elijan el centro al que enviar a sus hijos. Otro uso del 4%.