Enfadados, estafados
El caso Medusa continúa asombrando a todo el mundo
De nuevo... “todo el mundo” lo sabía. La cantidad de empresas, individuos, funcionarios... involucrados en el expediente del caso Medusa lleva a la misma conclusión que sacó la sociedad cuando se conocieron detalles de la Operación Pulpo. Muchísima gente sabía que se cometían fraudes de enormes cantidades de dinero público.
Y todo el mundo calló. O porque estaba en el negocio o porque no quería que le dejaran fuera de otro contrato o porque se sentía intocable o porque no conocía otra manera de trabajar. O por miedo al procurador. O por cansancio, porque es la misma historia de siempre...
Así, el ciudadano común se siente estafado. ¡Cómo no iba a sentirse estafado! Y dolido, porque es su dinero el que se reparten estos grupos. Y desanimado, porque aparentemente no hay manera de que este expolio del dinero del contribuyente se termine.
Cambian las leyes y se actualizan las trampas. Que por la noche los estafadores abrieran los sobres de las licitaciones para coordinar con “los ganadores” la propuesta que debían presentar tira un manto de sospecha sobre otras licitaciones. Bajo la tutela de Jean Alain o de otros,
Que un procurador de la República sea capaz de montar un esquema tan rico en ideas, decidido en sus métodos e involucrar a empresas tan reconocidas mueve a pensar que los controles sobre este cargo han sido excesivamente flojos.
Todo lo que se va conociendo tendrá que ser demostrado. Es indignante, es triste pero también asusta. Estos son los casos que el Ministerio Público ha investigado. Quedan los indemostrables, los que han pasado por debajo del radar, los que están en fase de investigación. Es-te país es muy rico. Hay que ver lo que se puede robar. (Y además con el FMI felicitando por el crecimiento).