No están a la altura
La falta de una adecuada gestión del 4 % del PIB es evidente en cada proceso que se hace público
Cuesta seguir escribiendo de Educación. La falta de una adecuada gestión del 4% del PIB es evidente en cada proceso que se hace público o cada incidente que la prensa se ve obligada a recoger. Y no es solo el dinero el que duele. La gran inversión en el futuro de las generaciones que ahora se educan está viciada, es deficiente y no garantiza un futuro mejor.
Ni para ellos, los estudiantes, ni para el país.
El sindicato de maestros tampoco ayuda a que las cosas mejoren. Habla de reclamos para “su clase” mientras ignora la responsabilidad que como protagonista indiscutible del sistema tiene en los resultados, pobres, del aprendizaje de los alumnos.
Los miles de millones invertidos en hacer la revolución educativa han servido de bien poco. La tanda extendida es más una guardería en las tardes que un aprendizaje complementario. El desayuno escolar es un foco de acusaciones de malos manejos. Las plantas físicas de las escuelas tampoco están a la altura del dinero que la sociedad ha destinado. Es un problema de gestión con muchas ramificaciones y un común denominador: nadie reconoce la cuota de responsabilidad que le corresponde.
Desde el Mescyt se trabaja para rebajar el nivel de exigencia para los alumnos que aspiran a ser futuros docentes. Unas universidades, más interesadas por el dinero que las becas a la excelencia les representa, apoyan al ministro. Otras, empeñadas en mejorar la calidad sobre la cantidad van siendo relegadas de los procesos. Molestan. El PNUD “ayudó” a comprar miles de dispositivos para unas clases virtuales que apenas se siguieron y que le representaron 5 millones de dólares.
Han pasado ya tres cursos escolares desde el 2019-2020 del inicio de pandemia. ¿Cómo se recuperan?