La eterna crisis hospitalaria
La crisis de los hospitales en la República Dominicana no es un tema nuevo, pero sí uno que sigue dolorosamente vigente
La crisis de los hospitales en la República Dominicana no es un tema nuevo, pero sí uno que sigue dolorosamente vigente.
Año tras año, se repiten imágenes y testimonios que retratan un sistema hospitalario carente de lo más básico: medicinas, camas suficientes, sábanas, higiene adecuada. Estas deficiencias no son problemas aislados; son síntomas de un sistema estructuralmente roto.
Los hospitales en remodelación permanente son quizá el mejor reflejo de la negligencia y la falta de planificación. Obras que, en teoría, deberían mejorar la calidad del servicio, terminan extendiéndose por años, dejando a comunidades enteras desamparadas. Esto no solo encarece la atención médica, sino que compromete vidas. ¿Cuántas emergencias no habrán tenido desenlaces fatales porque un hospital cercano estaba en "remodelación"?
Es urgente que el Estado asuma su responsabilidad con un inventario realista del sistema hospitalario: ¿cuántas camas funcionales existen?, ¿qué hospitales están operativos y en qué condiciones?, ¿qué infraestructura necesita intervención inmediata? Además, hace falta un calendario serio, con plazos razonables y responsables identificados, para garantizar que las remodelaciones no se conviertan en proyectos interminables. Irrazonable que en este país de ingresos medios un paciente deba llevar las sábanas con que cubrir el colchón donde se repondrá. Es, empero, una verdad constatable.
Más allá de los números y las obras, este es un tema de dignidad humana. La salud no puede seguir siendo un lujo ni estar a merced de la incompetencia o la corrupción. Si no abordamos esta crisis con la urgencia y la seriedad que merece, continuaremos hipotecando el bienestar de los dominicanos. Es hora de dejar atrás las excusas y priorizar lo que realmente importa: un sistema de salud digno, funcional y al servicio de todos.