Gobierne, presidente
Con o sin el respaldo de la oposición, ya sean recalcitrantes o empecinados, es su deber gobernar
El 19 de mayo, los ciudadanos dominicanos ejercieron su derecho democrático al elegir quién dirigirá el país en el próximo cuatrienio.
La elección reflejó la voluntad mayoritaria de aquellos que votaron en completa libertad y sin restricciones significativas.
Las llamadas telefónicas de los dos principales contendientes al presidente electo fueron un gesto de aceptación de los resultados y una demostración de magnanimidad digna de respeto.
Es alentador ver al presidente Abinader buscar ampliar el consenso que obtuvo en las urnas. Como estadista, ha involucrado a sus opositores en la tarea de abordar reformas urgentes, demostrando un enfoque inclusivo y pragmático.
Si bien no hay ninguna obligación de consultar con la oposición sobre los próximos pasos para reconducir el país en tiempos de grandes desafíos, tampoco se espera que los adversarios políticos del presidente acepten sus invitaciones, aunque el principio de noblesse oblige sugiere lo contrario.
Es innegable que el presidente Abinader es el responsable de la administración pública. La confianza nacional está depositada en él para marcar el rumbo del país hasta el 2028.
Por lo tanto, con o sin el respaldo de la oposición, ya sean recalcitrantes o empecinados, es su deber gobernar.
En última instancia, la República Dominicana es un bien común que todos compartimos, y su liderazgo debe prevalecer en beneficio de todos los ciudadanos.
¡Gobierne, presidente!