Cambio de mando en la Policía y el reto de combatir la delincuencia
SANTO DOMINGO. La designación de un nuevo director de la Policía Nacional, en momentos en que la delincuencia se ha desbordado, es una decisión que debe ser aprovechada para la definición de una política criminal que garantice la seguridad ciudadana libre del efectismo a que nos tienen acostumbradas las autoridades con los famosos operativos.
El mayor general Ney Aldrín de Jesús Bautista Almonte arriba a la institución en un momento en que la política anti criminal esbozada por el gobierno ha fracasado, cada día se suman más y más dominicanos a los números fríos de la estadística de muertes violentas o víctimas raterismo muy común en calles y avenidas.
Al nuevo director del Policía se le atribuye liderazgo y capacidad de mando, cualidades necesitarías para dirigir una institución que muchas veces ha dado muestra de estar desmoralizada para combatir el crimen, ya sea por falta de equipos, o por los bajos salarios que perciben sus miembros que en una ocasión su exdirector llamó vagos a los que no patrullan.
Nunca antes, la designación de un nuevo jefe de la Policía había sido tan esperada, pues la jefatura de Nelson Peguero Paredes había dado muestra de agotamiento con crímenes espeluznantes, atracos a manos armadas, secuestros de ciudadanos, ejecuciones extrajudiciales contra civiles, militares y policías, e incluso delitos en los cuales están involucrados agentes.
La Policía Nacional requiere de mayor profesionalismo para combatir la delincuencia y las nuevas modalidades que ha asumido el crimen. Ese es una de los desafíos de la nueva jefatura, para lo cual cuenta con generales, oficiales superiores y subalternos y alistados con la preparación necesaria para acometer esa tarea.
No es posible que a estas alturas que un hombre sometido a la obediencia termine muerto y luego se informe que falleció en un intercambio de disparo. El salvajismo tiene que desaparecer.
Según los resultados del Observatorio de Políticas Sociales de la Vicepresidencia de la República, el 70% de la población desconfía de las actuaciones de la institución, lo que es un signo muy revelador.
Política criminal
La Policía y las autoridades tienen el reto de definir una real política criminal que garantice la seguridad de los dominicanos, desterrar los famosos operativos cuando la situación se presenta incontrolable a la institución y talvez, por cuestión de imagen, lanzan a las calles las patrullas en la que intervienen miembros de las Fuerzas Armadas.
Esa ha sido la esencia de la política anti criminal de la actual administración, en donde los famosos operativos son las normas, que bajan la fiebre, pero una vez desaparecer aparece la misma con mayor grado de calor.
La política criminal no puede seguir siendo el efectista, mientras las víctimas de la delincuencia crecen.
Los planes y programas anti delincuencia son improvisados con operativos que palian la situación, pero cuando son retirados los efectivos de las calles entonces retorna el pánico entre la población.
La sociedad, que es la que más padece la ola de criminalidad debe exigir a las autoridades mayor efectividad en la lucha contra el crimen. Debe movilizarse por ese objetivo como la hace en contra la impunidad.
Estamos ante una buena oportunidad para que las autoridades abandonen el efectismo y diseñen un real y coherente plan contra la delincuencia, materia en la que han fallado a pesar de la profusa propaganda que han hecho alrededor del tema.