Aspectos centrales del ataque de Hamas a Israel
A Israel preocupa la cuestión de cómo los extremistas pudieron organizar un ataque tan grande y coordinado
Sin aviso, los dirigentes extremistas de Hamas en Gaza atacaron a Israel por aire, tierra y mar el sábado. Millones de israelíes en el sur del país despertaron con el estruendo de los cohetes entrantes y el inevitable ruido sordo del impacto. Las sirenas antiaéreas sonaron hasta muy al norte, incluida Tel Aviv. Los interceptores antimisiles de Israel retumbaron en Jerusalén.
Y en una escalada sin precedentes, guerrilleros armados de Hamas volaron partes de la valla de separación altamente fortificada de Israel y entraron a localidades israelíes a lo largo de la frontera de Gaza, aterrorizaron a los residentes e intercambiaron fuego con soldados israelíes.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y sus aliados de extrema derecha luchaban para responder a los acontecimientos que cambiaban rápidamente.
He aquí algunas conclusiones clave del ataque en múltiples flancos que de repente ha sumido a Israel en la guerra.
ISRAEL TOMADO SIN AVISO
La conmoción que los israelíes sintieron el sábado por la mañana —en Simjat Torá, uno de los días más alegres del calendario judío— recordó la sorpresa de la guerra de Oriente Medio de 1973, la llamada Guerra de Yom Kippur. Prácticamente 50 años antes, en la misma fecha, un ataque a gran escala de Egipto y Siria, durante el día más sagrado judío, se convirtió rápidamente en un desastre para un ejército israelí que no estaba preparado.
Entonces, como ahora, los israelíes habían asumido que sus servicios de inteligencia serían capaces de alertar al ejército sobre cualquier ataque o invasión importante con mucha antelación. Ese colosal fracaso aún persiste en el legado de la entonces primera ministra Golda Meir y ayudó a derribar el largo gobierno del entonces dominante Partido Laborista.
Esta vez, la cuestión de cómo los extremistas pudieron organizar un ataque tan grande y coordinado —que ya ha matado a más israelíes que cualquier otro ataque desde el segundo levantamiento palestino hace dos décadas— sin despertar alarmas en la inteligencia israelí ya ha presentado un desafío importante para el gobierno ultranacionalista de Netanyahu.
Los partidarios del gobierno esperaban que Netanyahu y los poderosos ministros intransigentes con una historia de retórica antiárabe, como Itamar Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional, adoptaran una postura particularmente beligerante contra los palestinos y respondieran con más fuerza a las amenazas de los elementos radicalizados en Gaza.
Mientras los analistas políticos critican a Netanyahu por el fracaso y el número de víctimas aumenta, Netanyahu corre el riesgo de perder el control tanto de su gobierno como del país.
INFILTRACIÓN SIN PRECEDENTES
Hamas afirmó que sus combatientes habían tomado cautivos a varios israelíes en el enclave, y publicó videos horripilantes de extremistas arrastrando por el suelo a soldados ensangrentados y de pie sobre cadáveres, algunos de ellos en ropa interior. Dijo que entre los cautivos se encontraban altos oficiales militares israelíes.
Los videos no pudieron ser verificados de inmediato, pero coincidían con las características geográficas del área. Los temores de que israelíes hubieran sido secuestrados evocaron la captura en 2006 del soldado Gilad Shalit, a quien extremistas vinculados a Hamas capturaron en una redada transfronteriza. Hamas retuvo a Shalit durante cinco años hasta que fue intercambiado por más de 1.000 prisioneros palestinos retenidos por Israel.
En una dramática escalada no vista en décadas, Hamas también envió parapentes por aire hacia Israel, dijo el ejército israelí. El atrevido ataque recordó un famoso asalto a finales de la década de 1980, cuando extremistas palestinos cruzaron desde Líbano hacia el norte de Israel en alas delta y mataron a seis soldados israelíes.
El ejército israelí confirmó tardíamente que soldados y civiles habían sido tomados como rehenes en Gaza, pero se rehusó a proporcionar más detalles.
UNA JUEGO PELIGROSO DE HAMAS
Los funcionarios de Hamas citaron fuentes de tensión latentes desde hace mucho tiempo entre Israel y los palestinos, incluida la disputa en torno al delicado complejo de la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al-Aqsa, un sitio sagrado tanto para los musulmanes como para los judíos y sigue siendo el corazón emocional del conflicto palestino-israelí. Los reclamos contradictorios sobre el sitio, que los judíos llaman Monte del Templo, han desembocado en violencia anteriormente, incluida una sangrienta guerra de 11 días entre Israel y Hamas en 2021.
En los últimos años, los nacionalistas religiosos israelíes —como Ben-Gvir, el ministro de Seguridad Nacional— han incrementado sus visitas al complejo. La semana pasada, durante Sucot, el festival de la cosecha judía, cientos de judíos ultraortodoxos y activistas israelíes visitaron el lugar, lo que provocó la condena de Hamas y acusaciones de que los judíos oraban allí en violación del acuerdo de status quo.
Las declaraciones de Hamas también han citado la expansión de los asentamientos judíos en tierras que los palestinos reclaman para un futuro Estado y las acciones de Ben-Gvir para endurecer las restricciones a los prisioneros palestinos en cárceles israelíes.
Más recientemente, las tensiones han aumentado con protestas palestinas violentas a lo largo de la frontera de Gaza. En negociaciones con Qatar, Egipto y las Naciones Unidas, Hamas ha presionado para que Israel haga concesiones que pudieran aliviar el bloqueo de 17 años sobre el enclave y ayudar a detener una crisis financiera cada vez grave que ha agudizado las críticas públicas a su gobierno.
Algunos analistas políticos han vinculado el ataque de Hamas con las conversaciones en curso mediadas por Estados Unidos sobre la normalización de los lazos entre Israel y Arabia Saudí. Hasta ahora, los informes de posibles concesiones hacia los palestinos en esas negociaciones han involucrado a los palestinos de la ocupada Cisjordania, no de Gaza.
“Siempre hemos dicho que la normalización no logrará seguridad, estabilidad o calma”, dijo a la AP Bassem Naim, un alto funcionario de Hamás.
ISRAEL EN CRISIS
El estallido de violencia se produce en un momento difícil para Israel, que enfrenta las mayores protestas de su historia por la propuesta de Netanyahu de debilitar a la Corte Suprema mientras él mismo es juzgado por corrupción.
El movimiento de protesta, que acusa a Netanyahu de hacerse con el poder, ha dividido amargamente a la sociedad israelí y ha desatado agitación dentro del ejército israelí. Cientos de reservistas han amenazado con dejar de ofrecerse como voluntarios para presentarse al servicio en protesta por la reforma judicial.
Los reservistas son la columna vertebral del ejército del país, y las protestas dentro de las filas del ejército han generado preocupaciones sobre la cohesión de los militares, la presteza operativa y el poder de disuasión del ejército mientras enfrenta amenazas en múltiples frentes. Netanyahu convocó el sábado a “una amplia movilización de fuerzas de reserva”.
UN CICLO PELIGROSO
Israel y Hamas han librado cuatro guerras y se han enfrentado en numerosas ocasiones desde que el grupo extremista islámico tomó el control de Gaza de manos de las fuerzas leales a la Autoridad Palestina en 2007.
Las treguas o altos al fuego han detenido combates importantes en rondas pasadas de conflicto, pero siempre han resultado inestables.
Cada acuerdo en el pasado ha iniciado un período de calma, pero los problemas más profundos y subyacentes del conflicto rara vez se abordan y preparan el escenario para la próxima ronda de ataques aéreos y con misiles.
Con una influencia aún mayor en esta ronda, es probable que Hamas presione con más fuerza para obtener concesiones sobre cuestiones clave, como aliviar el bloqueo y lograr la liberación de los prisioneros en poder de Israel.