Presidente de Perú: cometí errores en designar funcionarios
La Fiscalía investiga a Pedro Castillo por presunta corrupción
El presidente peruano Pedro Castillo admitió ante el Parlamento que cometió errores al designar puestos claves y brindar su confianza a personas que se aprovecharon y burlaron de ella. Este jueves cumple un año en el poder y pesan sobre él indagaciones fiscales de presunta corrupción.
Castillo habló ante los legisladores, que no le dejaron concluir su discurso en medio de gritos de “corrupto”, emitidos en su mayoría por el partido Fuerza Popular, cuya líder Keiko Fujimori perdió en un resultado ajustado contra Castillo en 2021.
La Fiscal General, Patricia Benavides, investiga a Castillo por cuatro casos de presunta corrupción, mientras otro fiscal lo hace por un supuesto plagio de su tesis hace una década.
Benavides, quien no asistió a la ceremonia asegurando que está enferma, sospecha que el presidente sería líder de una red que recibía dinero de licitaciones de obras públicas. Castillo lo niega. “Se van a cansar de buscar pruebas porque no las van a encontrar”, dijo. El exsecretario presidencial Bruno Pacheco, a quien la fiscalía halló 20,000 dólares en su oficina, se entregó hace poco a la policía, pero siguen prófugos su sobrino, Fray Vásquez, y su exministro de Transportes, Francisco Silva.
Castillo dijo que durante su primer año recibió “una bofetada en una mejilla” de quienes perdieron las elecciones presidenciales, pero que este segundo año “no voy a poner la otra mejilla, sino extenderle la mano para trabajar juntos”. Agregó que se someterá a la justicia “para aclarar los delitos que se me pretende imputar con respeto al debido proceso y no a la justicia mediática”.
El mandatario se quejó de los medios de comunicación y dijo que se encargan de que los peruanos se mantengan desinformados. “Los medios empeñados en desestabilizar el gobierno no les interesa difundir los logros, solo se emiten mentiras y noticias falsas de Pedro Castillo acusado de corrupción sin ninguna prueba”, indicó.
El centro histórico de Lima amaneció con fuertes despliegues de seguridad policial. Un grupo a favor del mandatario y otro en contra protestaron en dos extremos separados por la policía.
Castillo salió del palacio al Congreso en auto y retornó a pie. Antes fue a la catedral de Lima. donde el arzobispo Carlos Castillo criticó la crisis política y la corrupción actual y dijo que era muy similar a la que Perú tuvo hace 201 años cuando dejó de ser colonia de España.
“Instituciones públicas deficientes y corroídas ante las necesidades de seguridad, salud, trabajo, educación de calidad, equilibrio ecológico, organización autónoma solidaria, desarrollo de poblaciones originarias, y otras demandas de nuestro pueblo”, señaló el arzobispo. “Enorme crisis política con fondo viral de corrupción y encubrimiento al servicio de intereses particulares; indiferencia, individualismos, intereses de grupo, mafias”, agregó.
En su discurso Castillo no brindó ninguna explicación seria sobre las investigaciones que la fiscalía realiza en su contra. En el pasado ha señalado que no le hallarán pruebas y que si logran demostrar que robó dinero al fisco él mismo se condenará a cadena perpetua y se someterá a la justicia campesina, que castiga a los ladrones con azotes.
Su popularidad, que nunca fue elevada, empezó con 38 % hace un año, pero ahora está en 19 %, según una encuesta de junio del Instituto de Estudios Peruanos. La mayoría de promesas con las que accedió al poder no se han cumplido.
Ofreció luchar contra la corrupción, reescribir la Constitución, elevar los impuestos a las ganancias mineras, masificar el gas natural y acabar con supuestos monopolios que elevan los precios del gas doméstico y las medicinas. También prometió que iba a seguir cobrando su sueldo de maestro y expulsar a delincuentes extranjeros en 72 horas luego de iniciada su gestión, convertir el palacio presidencial en un museo y vender el avión presidencial.
En contraparte, el domingo Castillo publicó una ley que empodera a los sindicatos en un cambio notorio en comparación con las últimas tres décadas, lo cual ha enfurecido a los gremios empresariales y ha sido recibido con aplausos por los sindicatos locales.
Los expertos debaten si es de izquierda, derecha o si se acomoda al vaivén de las circunstancias.
Conservador en temas sociales y con nula experiencia de gestión pública, Castillo ingresó al poder de la mano del partido marxista Perú Libre, pero tuvo entre sus cuatro primeros ministros a uno de extrema derecha que duró pocos días y renunció luego que la prensa descubrió que tenía denuncias de violencia contra su esposa e hija.
Por los 19 ministerios de su gabinete han pasado 59 secretarios en un año, estableciendo una marca nacional y mostrándolo como poco cuidadoso al tomar decisiones, según sus críticos.
No obstante, los peruanos de las zonas remotas consideran que el Parlamento no lo deja gobernar. El Congreso intentó destituirlo en dos ocasiones y lo aceptó como mandatario a regañadientes. Apenas iniciada sus funciones creó una comisión para investigar si había ganado con fraude, una acusación que fue desmentida por una misión electoral de la Organización de Estados Americanos.
Mientras tanto, la inflación global ha provocado protestas en países de Sudamérica, incluyendo varias ciudades de Perú. La inflación de marzo fue la más alta en 26 años, los alimentos se han encarecido y han afectado con fuerza el bolsillo de los más humildes que llegaban golpeados por los efectos económicos de la pandemia del COVID-19.
El Instituto Nacional de Estadística e Informática, que mide oficialmente el índice de precios al consumidor, anunció el 1 de abril que la inflación mensual de marzo fue de 1.48 %, la más elevada registrada desde febrero de 1996 cuando llegó a 1.53 %, según datos oficiales.
En Perú existen al menos 3,400 ollas comunes y el 70 % está en Lima, sobre todo en los cerros sin árboles que rodean la capital.
El gobierno de Castillo está programado para finalizar en 2026.