En la cárcel siria de Sednaya: tras la liberación, la búsqueda de los desaparecidos
El trabajo de Hadi Harun en la Asociación de Presos y Desaparecidos de Sednaya
Esta semana se cumplió el primer mes desde la caída del régimen de Bashar al Asad en Siria y también un mes desde que se abrieron las puertas de la temida cárcel de Sednaya, en el norte de Damasco, apodada "el matadero humano".
Nuestra enviada especial Melissa Barra visitó la prisión con un ex preso político, que ahora se dedica a encontrar a los desaparecidos.
Para Hadi Harun, el ruido de la puerta es el ruido más aterrador. Años después sigue atormentándolo. "Cuando abrían esta cerradura, los presos se preparaban para horas de tortura", dice. A él y a su hermano gemelo los encarcelaron por manifestar en 2O11. Estuvieron en varias prisiones durante ocho años, dos veces en Sednaya.
"Escribía borradores de una Constitución"
"Al principio pensé que nunca saldría de prisión, que me iba a morir ahí. Y luego por momentos empecé a tener esperanza de que iba a salir de ahí y que afuera formaría parte de una nueva Siria. Empecé a imaginar cómo construir un país distinto, a mil años luz de lo que estábamos viviendo, o sea sin la falta de libertades, las cárceles, las vulneraciones, la tortura, etcétera", cuenta.
"A veces, con otros presos, escribía borradores de una Constitución para Siria en la que cada sirio, sea cual sea su fe, tendría los mismos derechos y deberes. Imaginaba cuál sería el papel de un presidente, un gobierno, un parlamento, qué tipo de contrato social habría cuando cayera el régimen. La mayoría de los prisioneros eran compañeros de lucha, activos en la Revolución. Debatíamos acerca de todo esto en la cárcel", prosigue Hadi.
Encontrar a los desaparecidos
Ahora libre, Hadi es responsable de la Asociación de Presos y Desaparecidos de Sednaya. Su propósito es rastrear a los desaparecidos –se cree que hay más de 150,000– y determinar en cuáles de las 12 cárceles sirias estuvieron. Para eso se recopilan pruebas.
"Cuando liberaron la prisión de Sednaya no fue un momento de felicidad. Fue más bien triste. Porque reveló la realidad de las muertes bajo la tortura. Sólo se logró liberar a unos miles de personas el 8 de diciembre. Los desaparecidos podrían ser más de 100,000. Fueron asesinados bajo tortura en Sednaya y en otras cárceles. Lo primero que hicimos fue intentar recopilar los documentos con la lista de los presos y los muertos. Necesitamos saber cuántas personas ingresaron a Sednaya entre 2011 y la liberación, y cuántas salieron, para calcular el número de desaparecidos. Estamos empezando a divisar la magnitud", explica.
"Desde el primer día, nuestro objetivo ha sido encontrar la forma de proteger lo que hay en las prisiones y otros centros penitenciarios. Proteger los documentos allí almacenados. Es decir, prohibir que el público entre y extraiga estas pruebas. Debe haber una autoridad, ya sea de organizaciones internacionales o del gobierno, que proteja estos documentos. Luego, los documentos deben archivarse digitalmente para establecer la verdad y esclarecer lo que ocurrió con los desaparecidos. Hoy en día nadie lo sabe", detalla.
Ayuda internacional
Pero el mayor desafío es encontrar los restos. De las decenas de miles de personas encarceladas en Sednaya, sólo 2,000 fueron encontradas vivas el 8 de diciembre. Se siguen encontrando fosas comunes en todo el país.
Gobiernos y organizaciones internacionales han propuesto asesoría a las nuevas autoridades.
"Somos una de las organizaciones que más conocimiento tiene sobre las cárceles. Aunque vengan equipos del extranjero, no podrán prescindir de nosotros. Por otro lado, las instituciones y organizaciones internacionales disponen de recursos financieros y técnicos. Para las fosas comunes, por ejemplo, disponen del material necesario para los análisis de sangre y de ADN", precisa Hadi.
Tras una primera visita el jueves, un investigador de la ONU sobre las violaciones de los derechos humanos durante la guerra civil expresó la esperanza de una "buena cooperación" con las nuevas autoridades. La Comisión de Investigación de la ONU sobre Siria nunca tuvo acceso al país bajo el régimen de Bashar al Asad.