La reconstrucción, un objetivo difícil pero soñado por los gazatíes
La historia de un hombre que reconstruyó su casa después de que un ataque la arrasara en 2014
La destrucción sin precedentes causada por la guerra más letal en la historia de Gaza hace difícil imaginar una futura reconstrucción. Algo de lo que Mohamed Abu Sharia es muy consciente.
Después de que un bombardeo israelí arrasara su casa en Ciudad de Gaza en 2014, este hombre de 37 años se propuso reconstruirlo y consiguió reinstalarse en el mismo lugar en menos de un año.
El proceso no fue perfecto: la subvención que recibió le alcanzó apenas para levantar dos pisos en vez de los cuatro de antes. Pero eran felices por volver a tener un hogar.
Sin embargo, en los primeros días de la ofensiva israelí en represalia al ataque de Hamás del 7 de octubre, un segundo bombardeo golpeó el edificio y sus consecuencias fueron mucho más devastadoras.
La familia no pudo escapar a tiempo y cinco miembros murieron, entre ellos cuatro niños. El resto siguen desplazados casi un año después, esparcidos por Gaza y el vecino Egipto.
"Pones todo el duro trabajo de una vida en construir una casa y de repente se convierte en un espejismo", dice Abu Sharia a la AFP.
"Si la guerra se detiene, la construiremos de nuevo en el mismo lugar porque no tenemos nada más".
Pero mientras las bombas siguen cayendo sobre Gaza, Abu Sharia, como muchos de los 2,4 millones de habitantes del enclave palestino, se enfrentan al mismo problema: ¿cómo reunir los recursos y la energía necesarios para una nueva reconstrucción?
"El pesimismo responde a las malas experiencias con la reconstrucción en el pasado y la magnitud distinta de la destrucción actual", afirma Ghasan Khatib, exministro de planificación palestino.
Eso no ha impedido que se empiecen a formular propuestas. Algunas se centran en desafíos inmediatos como la retirada de escombros y permitir el regreso de los niños a la escuela.
Otras abordan proyectos más ambiciosos como construir un puerto de aguas profundas, levantar una industria cinematográfica palestina o crear un equipo de fútbol competitivo a nivel global.
El debate está abierto para determinar las prioridades. Para muchos analistas, planificar a largo plazo es prematuro cuando todavía es incierto cómo, cuándo y en qué términos terminará la actual guerra.
"Es como poner la guinda en el pastel cuando todavía no está horneado", dice Brian Katulis, del Instituto de Oriente Medio en Washington.
"La gente está harta"
Las estadísticas no faltan acerca del grado de destrucción causado por la guerra entre Israel y Hamás, que la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos ha descrito como una "guerra de superlativos".
En mayo, un relator especial de la ONU sobre el derecho a la vivienda estimó que podía llevar 80 años reconstruir las alrededor de 79.000 casas destruidas en este territorio.
Un informe de la ONU en julio señaló que los operarios necesitarán 15 años solo para limpiar todos los escombros.
Las experiencias de las anteriores guerras en Gaza (2008-09, 2012, 2014 y 2021) ofrecen pocos motivos para pensar que esta vez vaya a ser un proceso fácil, afirma Omar Shaban, fundador del centro de reflexión gazatí PalThink for Strategic Studies.
Muchas veces los expertos internacionales no se han involucrado con los palestinos en la planificación y la implementación de proyectos, dice.
Gobiernos de países árabes han prometido abundante financiación que luego no han desembolsado.
Y el bloqueo israelí de Gaza, impuesto después de que Hamás tomara el control del territorio en 2007, sigue vigente, lo que restringe el acceso de materiales de construcción.
"La gente está harta", dice Shaban. "Perdieron la fe incluso antes de la guerra".
¿Ambicioso o irrealista?
A pesar de estos antecedentes, Shaban está diseñando posibles estrategias para el futuro de Gaza después de la guerra.
Este año publicó un artículo sugiriendo que las fases iniciales de reconstrucción se concentren en 10 barrios, uno dentro y otro fuera de los campos de refugiados en cada una de las cinco gobernaciones de Gaza.
Esto garantizaría que los beneficios de la reconstrucción lleguen a todo el territorio, dice a la AFP.
"Quiero generar esperanza. La gente debe saber que su sufrimiento terminará", aunque no sea inmediato, explica. "De otra forma, se radicalizarán", agrega.
La esperanza es un factor principal para Palestine Emerging, que se describe como "una iniciativa cooperativa del sector privado" que sorprendió en abril al presentar un plan de reconstrucción con innovadoras propuestas.
Proponían por ejemplo construir un puerto en una isla artificial creada a partir de los escombros de la guerra, abrir una universidad técnica para la reconstrucción y también un corredor de transporte entre Gaza y Cisjordania.
También incluían medidas de poder blando como campañas turísticas, desarrollar una industria cinematográfica palestina o fundar un equipo de fútbol con aspiraciones internacionales.
"Al ver algunas de estas (propuestas), puedes pensar que son sueños", dice su directora ejecutiva, Shireen Shelleh, desde su oficina en Ramala, Cisjordania.
"Pero yo creo que si no sueñas, no puedes conseguir nada. Así que, incluso si algunos lo encuentren ambicioso, en mi opinión eso es algo bueno", argumenta.
Para el exministro Jatib, estas ideas son "menos relevantes" ahora mismo. "Creo que la gente debería ser más realista", afirma.
"Las cuestiones urgentes son medicinas, comida, refugios y escuelas".
Su opinión cobra sentido en casos como el de Ahmed Saqr, un chico gazatí que se pasa los días reduciendo los escombros en gravilla que vende a unos 80 centavos de dólar el cubo.
"Pedimos a Dios que la guerra termine para poder volver a los días de antes. Volver a cuando podíamos ir a la playa, jugar, ir al centro comercial, ir a la escuela", afirma.
"Los buenos tiempos en que jugábamos a fútbol en vez de aplastar rocas".