Dimite el jefe de la mayor unidad del Ejército israelí por el fracaso del 7 de octubre
Yossi Sariel, comandante de la unidad 8200, dimite por el incumplimiento en la seguridad
El comandante Yossi Sariel, a cargo de la unidad 8200 de inteligencia del Ejército israelí, la más numerosa de las fuerzas armadas, presentó su dimisión este jueves por su responsabilidad en los ataques del 7 de octubre, en los que miles de milicianos palestinos encabezados por Hamás atacaron el país desde Gaza y mataron a unas 1,200 personas y secuestraron a otras 251.
"El 7 de octubre a las 6:29 no cumplí la tarea que se esperaba de mí, como esperaban mis subordinados y comandantes, y como esperaban de mí los ciudadanos del país que tanto amo", comienza una carta enviada por Sariel a los miembros de la unidad 8200, recogida por el diario israelí Haaretz.
En la misiva, el comandante asume la responsabilidad del fracaso de la unidad aquel día, asegurando que falló en el entendimiento de que la frontera con Gaza "exige como sistema una gestión del riesgo diferente, basada en tener el mínimo margen de error que existe".
A menos de un mes del aniversario del ataque de Hamás, Sariel presentó su dimisión de acuerdo "con el estado de la guerra, con los procesos de consolidación del servicio y de construcción de resiliencia en la unidad, así como tras la finalización de los procesos de la investigación preliminar sobre lo sucedido".
La unidad 8200 es la mayor unidad de recopilación de información de la Dirección de Inteligencia Militar, encargada tanto de crear como de utilizar herramientas para recopilar, analizar, procesar y compartir información, lo que hace de ella una punta de lanza en materia de guerra cibernética de las fuerzas armadas israelíes.
Según un informe recogido por el canal 12 de noticias, la cadena israelí más popular, la 8200 fue la encargada de diseñar el sistema de alertas para advertir de una posible invasión de los milicianos gazatíes en 2014.
Sariel se convirtió este jueves en el cuarto alto cargo que renuncia a su puesto como forma de rendir cuentas por el 7 de octubre.
Aharon Haliva, el que fuera entonces jefe de la inteligencia militar, fue la primera figura de las autoridades en un cargo de responsabilidad que dimitió, así como una de las pocas, junto con el jefe para el distrito sur de Israel para el servicio de inteligencia interior -Shin Bet- y el responsable de la División de Gaza del Ejército, el general Avi Rosenfield.
La falta de rendimiento de cuentas en Israel ha sido un foco de descontento entre la sociedad, que carga especialmente contra los altos estamentos del sector militar y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien no ha asumido ningún tipo de responsabilidad públicamente tras lo sucedido.
En octubre, el jefe del Shin Bet, Ron Bar, pidió disculpas por lo ocurrido el 7 de octubre y asumió su responsabilidad, pero de momento sigue en el cargo.
Si bien el Ejército lleva a cabo una investigación interna sobre los fallos que permitieron el ataque de Hamás, no existe una comisión de investigación nacional, que podría poner el punto de mira sobre el Gobierno de Netanyahu.
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