El ejército israelí "bajo presión" ante una guerra que se libra en múltiples frentes
El ejército israelí declinó hacer comentarios sobre sus contingentes
Tras casi ocho meses de guerra contra el movimiento islamista palestino Hamás, el ejército israelí podría verse al límite por un conflicto que se libra en varios frentes, con combates callejeros en Gaza, bombardeos contra Hezbolá en Líbano y tiroteos en Cisjordania ocupada.
"El ejército israelí está bajo presión, al punto de que ahora está operando en Gaza y en el norte y en Cisjordania, y esto está tensando sus capacidades", declaró Rami Dajani, experto en Israel y los Territorios palestinos del International Crisis Group (ICG).
Las Fuerzas Armadas israelíes se cuentan entre las mejor financiadas del mundo pero se apoyan en gran medida en sus reservistas.
Según el Gaza War Unit Tracker, una cuenta de la red social X, casi todos los 15,000 soldados en servicio activo que tiene Israel están combatiendo actualmente.
Unos 10,000 de ellos fueron desplegados en Gaza y en sus alrededores; 2,500 están estacionados en las zonas de la frontera norte del país y otros 2,500 en Cisjordania, precisó a la AFP el propietario de la cuenta, pidiendo el anonimato.
Además, muchos de los 26,000 reservistas israelíes también están movilizados en roles de combate, la mayoría de ellos en Cisjordania, según la misma fuente.
El ejército israelí declinó hacer comentarios sobre sus contingentes.
En la Franja de Gaza, el ejército israelí ha optado por controlar zonas estratégicas en lugar de ocupar grandes extensiones de terreno.
Pero los analistas apuntan que la reanudación de los combates en partes del norte de la Franja, donde hace unos meses los militares aseguraron que los milicianos de Hamás habían sido neutralizados, es un indicio de que la estrategia ha fallado.
"Desde enero o febrero, Israel ha llevado a cabo una estrategia de operaciones [...] limitadas, en lugar de permanecer en el territorio", comentó Michael Milshtein, director del Foro de Estudios Palestinos de la Universidad de Tel Aviv.
"Esta estrategia, al completo, ha fallado", señaló.
La guerra estalló el 7 de octubre, cuando comandos de Hamás mataron a 1,189 personas, en su mayoría civiles, en el sur de Israel, según un balance de AFP basado en datos oficiales israelíes.
Los milicianos también secuestraron a 252 personas. Israel afirma que 121 siguen cautivos en Gaza, de los cuales 37 habrían muerto.
En respuesta, Israel prometió "aniquilar" a Hamás y lanzó una ofensiva aérea y terrestre que dejó hasta el momento 36,479 muertos en Gaza, según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás.
Con sus fuerzas centradas en otros frentes, los analistas señalan que el ejército enfrenta una crisis incipiente en Cisjordania, un territorio ocupado por Israel desde 1967.
"Gaza, por supuesto, es la gran prioridad ahora. Pero nos arriesgamos a perder de vista la potencial crisis que se podría estar gestando en Cisjordania", señaló Dajani, del ICG.
El ejército ofrece protección a unos 490,00 israelíes que residen en colonias de Cisjordania, consideradas ilegales por el derecho internacional.
La ACLED reportó 1,120 incidentes violentos entre fuerzas israelíes y 39 grupos palestinos armados en Cisjordania desde el 7 de octubre.
Según las autoridades palestinas, al menos 521 palestinos han sido abatidos por colonos o por fuerzas israelíes en Cisjordania desde que estalló el conflicto.
En ese tiempo, al menos 14 israelíes han muerto en Cisjordania en ataques de palestinos, según un balance de la AFP basado en cifras oficiales israelíes.
Si el ejército israelí necesitara desplegar más tropas, probablemente tendría que llamar a más reservistas, es decir, ciudadanos que ya hicieron su servicio militar obligatorio y que se mantienen en reserva hasta los 40 años.
Pero, dado el enfado de la población porque el primer ministro, Benjamin Netanyahu, todavía no haya logrado traer de vuelta a los rehenes israelíes ni tampoco dicho nada acerca de un eventual plan para la posguerra en Gaza, convencer a los reservistas de que vuelvan a servir a su país podría ser complicado.
"Ahora mismo, mucha gente, creo que incluso la mayoría, siente que no hay ninguna estrategia", sostuvo Milshtein, de la Universidad de Tel Aviv.